El metamorfis

Don Saturnino hombre enjuto que arrastraba una ligera cojera y joroba, posiblemente de nacimiento. Castellano puro, de Valladolid, profesor de lengua y literatura, y como consecuencia o por deformación profesional preocupado por el idioma, tenía una obsesión o dicho de otra forma: ¿Por qué usar palabras extranjeras para nombrar las cosas cuando el idioma castellano es tan rico y bello?.
Ponía como ejemplo "Water". Palabra que comúnmente se utiliza para nombrar ese lugar, por habitual necesario en nuestro día a día, y que en sitio alguno puede faltar. Y como contrapartida ponía como ejemplo la bella palabra: "Retrete". O también podríamos usar la palabra Lavabo, Escusado, Urinario. Y tal vez otras que en este momento no se  me ocurren.
Realmente habría que inventar una palabra que diera significado al conjunto porque, si nos atenemos al significado en sí de éstas palabras:
Water significa agua. Retrete se refiere más bien al inodoro. Lavabo es el recipiente donde ponemos el agua. Escusado puede referirse a una disculpa por un motivo determinado, en este caso la necesidad de atender asuntos mayores. Urinario porque es donde se realiza esa acción. Son palabras que se utilizan por estar, como indispensables, en ese lugar.
Agucemos la imaginación y tratemos de crear una palabra que le de significado al conjunto y no por ser una parte.
Yo propongo por ejemplo: Metamorfis, porque entras y cuando sales estás totalmente cambiado, transformado por dentro y por fuera.

-Por favor, ¿donde está el metamorfis?,
- Al fondo a la izquierda.

-¡El metamorfis era una pasada, hasta se podían comer sopas en él!

-¡El metamorfis está decorado con un gusto exquisito!
Etc, etc, etcs....

No suena mal del todo, verdad. Se aceptan propuestas de nombres.

Madurez

"Lo que distingue al hombre inmaduro es que aspira a morir noblemente por una causa, mientras que el hombre maduro aspira a vivir humildemente por ella"
 Cita de Wilhelm Stekel

El escarmiento

   El padre, por el hecho de ser su padre, puso todo a su disposición, sin limitaciones. Quizá porque recordaba que cuando fue hijo hubiese querido ello para sí, aún reconociendo que eran otros tiempos y otras circunstancias. No quería que su hijo experimentara esa falta de apoyo como sinónimo de desconfianza.       Tal vez por eso, y como consecuencia, el hijo había abusado de la confianza del padre. El padre se vio rodeado de serios problemas afectando a su economía, su posición, su presente y su futuro,  todo por la mala cabeza del hijo.

   No es que el padre fuera rencoroso pero, la crítica situación a la que se vio abocado, requería de un escarmiento y debía hacerle pagar su culpa. Era consciente de que no fue intencionadamente, pero ello no le eximía de culpa. Su grave error era la arrogancia, el creerse por encima de todas las cosas, el menospreciar la sabiduría que solo los años otorgan, el desatender consejos, el no actuar con prudencia. Todo aquello que el padre aprendió con los años, y que buenamente puso a disposición de su hijo para que no cometiese los mismos errores, quedaron en saco vacío. Éste bagaje negativo iba a formar parte de su propia experiencia. Debía tomar buena nota para que en sucesivas ocasiones, con las que seguro se iba a encontrar, caminara con los pies sobre la tierra y fuera más racional.

   El padre estaba apesadumbrado, pero debía estar firme, e infringirle un castigo ejemplar que no olvidara en su vida. Cuando se vieron frente a frente, el hijo cabizbajo, gesto propio del sentimiento de culpa, el padre firme y con los ojos puestos en él, tras unos segundos de reflexión, el padre abrió los brazos y estrechó fuertemente el cuerpo de su  hijo contra el suyo, sin mediar palabra. Una lágrima recorrió la mejilla del padre, otra la mejilla del hijo. ¿Cómo no?. Era su hijo, y el hijo nunca olvidó esta lección, la lección más importante de su vida.

Microrrelato, el drama del desencantado...

Volviendo a los microrrelatos, pienso que tienen más importancia de lo que imaginamos, por la condensación de su contenido y por otras muchas cosas, como muestra el que sigue, de la autoría del incuestionable Gabriel García Márquez

"...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida”.

Una visión de Valencia

Catedral

Mi ciudad

Noches de tintes claros

Crepuscular de estrellas plateadas        

Cobijadora de sueños baldíos

De ruidosos silencios agonizantes     

Cara oculta del día

Panorámica desde el Micalet

Instigadora de mentes inquietas

Esbeltas farolas brillantes

Guardianas de sombras acechantes

Rodeadas de espíritus malignos

Cargadas de historias sencillas

Mudas y observantes amigas

Compañía de solitarios

Plaza de la Virgen

Jardines de verde elixir

Oasis de asfalto y cemento

De flores exuberantes

Y aromas de azahar florido

Rincones de amor ardiente

Refugio de soledades

Panorámica desde el Micalet

Majestuosas torres erguidas en el tiempo

Testigos de épicas hazañas

Ojos avizores de gentes extrañas

Residencia de palomas blancas

Robustas y cargadas de añoranzas

Reviven su encanto senil

Mar tranquilo y callado

Acogedor de injurias devastadoras

Resignado y complaciente servidor

De suaves y tímidos enojos

Admirado, compadecido y enfermo

Resistes al último estertor

Gentes de aquí y de allá

Activas y despreocupadas

De alegría reservada

Mujeres hermosas de piel carbón

Animosas y sacrificadas

Hombres forjados de tesón

Fiesta con alma

Sarcástica, bulliciosa y ruidosa,

Arte y colorido

Vivaz, caduca y perenne,

Brote de las entrañas

Savia, alimento de vida

Grano caído del cielo

Gota perdida del sol

Caminante hacia el futuro

Optimista y esperanzada

Acariciada por un don

Tierra labrada con sudor.

lzc
Una visión de Valencia del año 1983

La última visita

¿Dónde está el baño?, preguntó Rafael. El pasillo a la izquierda la puerta de enfrente, me extrañó la pregunta. Pasaron cinco, diez, quince minutos, y Rafael no salía. Me acerco a la puerta y pongo sobre ella el oído, no escucho nada. Llaman a la puerta de la calle golpeándola con los nudillos de la mano, ¿qué extraño pudiendo llamar con el timbre?.  Me acerco sorprendido y pongo el ojo sobre la mirilla, era Rafael, por eso no escuchaba nada en el baño.

Rafael, ¿qué haces afuera, no ibas al baño?, esa es la puerta de la calle. ¡Sí, he visto la puerta y he salido!. Ya decía yo, ¿Qué baño más raro?.

Anda, pasa, y le abrió la puerta del baño, un aseo que había utilizado un sinfín de ocasiones.

El tío Rafael me visitaba muchas veces, a sus ochenta y largos años le envidiaba, quería llegar a esa edad en sus mismas condiciones.

Rafael se marchó, como tantas otras veces. Preocupado me cercioré que había llegado a casa.

Quedé pensativo, tuve el presentimiento de que ésta sería su última visita.

El farol de Rajoy

Lo que Rajoy anunciaba ante su reforma laboral: "Convocada huelga general para el 29 de marzo". Si somos fieles a los resultados electorales, y siendo consecuentes (hablo en términos generales) con lo que se ha votado,  la participación debe ser escasa. La gran mayoría del pueblo les ha votado, ahora no valen arrepentimientos, ¿o sí?, pero es tarde. De hecho el Congreso aprobó con mayoría la reforma laboral, y eso les da autoridad moral y efectiva en mantenerla. Los empresarios están contentos, aunque piensan que aún puede ir más allá.
Pienso que será de baja participación porque, quien tiene suerte de tener un trabajo, con la actual situación, a parte del miedo lógico por lo que pueda pasar, va a suponer un recorte más(en la nómina) a los que ha venido sufriendo y quizá los que aún vendrán. La participación no se corresponderá con el sentimiento de rechazo general y en lugar de sentirse perjudicados, se sentirán refrendados.
Esto los sindicatos lo deben de intuir, pero se ven abocados a moverse, y lo van  a hacer cuando no tienen más remedio. Lo suyo hubiese sido convocarla una vez se hizo pública. Creo que con aquellas declaraciones de Rajoy ("por lo bajini y para que nadie se enterara"), lo que estaba haciendo era animarles a que la presentaran. Como cuando un buen jugador de cartas echa un farol, y el acompañante de partida pica, así pienso va a suceder. ¡Astuto Rajoy"
Me remito a mi entrada de 2 de febrero Fumata Blanca.

Microrrelatos

Los micorrelatos, están considerados como un  género literario menor. Hay voces muy autorizadas, que están tratando de reivindicarlos y situarlos en el lugar que le corresponde. No en vano, grandes escritores de la talla de José Luis Borges, Julio Cortazar, Ramón Gómez de la Serna, Juan R. Jiménez, etc., han hecho sus aportaciones al género.

Es un género que me está interesando y en los que ando haciendo mis pinitos, etiquetándolos con esa pestaña en el blog. He recopilado de diversas fuentes una serie de características, las mínimas, como corresponde a un microrrelato pero pienso, en principio, las suficientes para hacerse una idea sobre ellos:

Los microrrelatos, minicuentos, cuentos breves, microcuentos, etc., son distintos nombres aplicados a una serie de construcciones literarias cerradas, con entidad propia, cuya característica principal es la brevedad de su contenido. Con un cuidado extremo del lenguaje, con palabras exactas y precisas.

Sobre la brevedad, hay diversas opiniones al respecto. En general, no deben sobrepasar de una página, a lo sumo dos.

Pueden o no pueden tener un argumento definido, aunque como un cuento largo, participa de tener planteamiento, nudo y desenlace.

Lo absurdo, la fantasía, la confusión entre la realidad y la ficción, terror, humor, etc., son motivos recurrentes de los microrrelatos.

Seguiremos profundizando en ellos.

El Arpa

El Arpa se sentía triste cuando Lucio la tomaba en sus manos para sacarle alguna melodía. Había nacido para deleitar, no para atormentar oídos agradecidos. Lucio rebosaba soberbia y necesitaba de la adulación. Con sus torpes manos, más que acariciar, parecía aporrear las afinadas cuerdas, pero lograba arrancar unos aplausos, los del miedo. Pobre del que no aplaudiera. Con ello su vanidad estaba alimentada. El Arpa no deseaba sobrevivir a ese destino ingrato y tuvo celos de sus otras arpas amigas, pero ese mismo destino se apiadó de ella y quiso ayudarla.

Lucio Domicio contemplaba impávido, desde el mirador de su Palacio, cómo las llamas devastaban la ciudad, arpa en mano, improvisando melodías desafinadas. El calor provocó que por las manos sudorosas de Lucio se resbalara el Arpa y ésta se precipitara al vacío. El Arpa a pesar de su desgraciado final, fue pasto de las llamas, quedó liberada.

Tiempo (II)

Hace muchos años vi una película, de ciencia-ficción, creo trataba de un grupo de gente que vivía en las profundidades marinas, incomunicados con el mundo exterior, cerca de un volcán inactivo. La influencia de éste proporcionaba unas condiciones ambientales muy estables de forma que, desde su llegada, dejaron de envejecer. Su única preocupación era tratar de mantener, con los conocimientos y técnicas que tenían a su alcance, el volcán dormido.

Al cabo de unos años, el volcán, entró en erupción y ellos tuvieron que salir a la superficie. El contacto con el exterior hizo que envejecieran rápidamente y murieron.

Es solo una película pero, en la lucha por la supervivencia, el objetivo es vencer al Tiempo. Alargar la vida es tratar de vencer los cambios que se producen en nuestro cuerpo entre los distintos intervalos de tiempo, donde la naturaleza y nuestra capacidad de adaptación al medio, hagan que tratemos de minimizar los efectos que nos van desgastando. Así lograremos alargar más el intervalo de tiempo entre el momento de nacer y de morir.

Tenemos ciencia, tecnología, recursos conocidos y los que quedan por descubrir, y una naturaleza que puede estar de nuestra parte, siempre y cuando no la agraviemos.

A lo largo de la humanidad, la esperanza media de vida del ser humano ha ido aumentando. Treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta..., pero aún actualmente, esta esperanza de vida no es la misma en todas las partes de la tierra. Hay zonas en nuestro globo terráqueo donde los avances de la ciencia no llegan, por su propia pobreza, por su entorno y condiciones de vida duras, hacen que la esperanza de vida sea relativamente corta, como es el caso de muchas zonas de África que puede andar por los cuarenta años. Sin embargo, hay otras zonas, que oscila alrededor de los ochenta años.

¿Por qué estas desigualdades dentro de un mismo mundo?. Depende del nivel de desarrollo de los países. Allí donde existen más medios donde se puedan minimizar los efectos de éste cambio que se produce en el cuerpo en dos momentos distintos, en ese intervalo de tiempo: medicinas, higiene, cuidado de medio ambiente. Un conjunto de condiciones que no solo implican alargar la vida por más, además con mayor calidad.

Es utópico que logremos la inmortalidad, que logremos vencer al Tiempo, por varias razones, una porque no cabríamos en éste mundo. Quizá la aventura espacial tenga como objetivo el encontrar nuevos mundos donde poder instalarnos. Cada vez viviremos más tiempo, y en mejor estado. Para  ello, y sobre todo, además de los avances científicos, debemos cuidar nuestro entorno, sin ello, será bastante complicado.

Tiempo (I)

Tuve un profesor de filosofía que, supongo, para que mostrásemos interés por la asignatura, nos venía a decir:

"...para hacer filosofía sobre un tema cualquiera hay que coger papel y lápiz, y ponerse a escribir todo lo que se te ocurra sobre un tema elegido. Generalmente emplearás pocas líneas. Al día siguiente, lees lo que has escrito y seguro que podrás ampliarlo con nuevos conceptos, ..., así sucesivamente."

Es evidente que la filosofía, o filosofar, es algo más complicado, pero consiguió que siguiéramos la asignatura con interés. Así, siguiendo su consigna, quise iniciarme en ello y elegí un tema: "El Tiempo". Lo que sigue son pinceladas sobre aquellas anotaciones:

"Las cosas duran el tiempo que resisten al tiempo".

Encontrar la piedra filosofal, o sea, que el hombre nunca muera, es el gran reto de la humanidad.

Cuando un niño nace se encuentra encuadrado en un ambiente que lo identifica como suyo. Su vida se desarrolla sin cavilaciones, despreocupado. Los que viven a su alrededor, conviven con unos problemas, situaciones, hábitos, las cosas cambian o se alteran, etc., condicionando su día a día. Ello arrastra a todo su entorno, y ese niño también se ve afectado, y cambia, en mayor o menor medida, y como consecuencia algo envejece.

Se acomoda al ambiente que ese cambio le ha proporcionado pero, esos problemas, situaciones, hábitos, etc., vuelve a cambiar, y él con ellos, y todo su entorno, volviendo a envejecer un poco más.

Así toda la vida, un continuo cambio y acomodamiento, hasta llegado un momento en que no resiste tantos cambios que, además, sin darnos cuenta se suceden muy deprisa, envejeciendo hasta tal punto que finalmente muere.

"Vivir es luchar por la vida"

El gran reto de la humanidad es vencer a la muerte. Este reto pasa por conseguir mantener un equilibrio constante en todas las facetas de la vida. Como no podemos aislarnos en una burbuja, todo pasa por: un equilibrio en todas las facetas de la vida social, en las relaciones entre los mismos individuos, en aspectos medio ambientales, alimenticios, preventivos, sin alteraciones emocionales, en resumen, controlando nuestro mundo interior y exterior, procurando no alterar el estado de las cosas, para que no se destruyan ni se modifiquen.

Mi propia definición de tiempo sería:

"Lo que se ha dado en denominar a la acción de la naturaleza sobre las cosas, bien naturales, bien artificiales, entre dos instantes."

Una definición que he encontrado, y que pienso en el fondo se asemejan bastante: El tiempo es la magnitud física  con la que medimos la duración o separación de acontecimientos, sujetos a cambio, de los sistemas sujetos a observación.

El hombre construye puentes, edificios, fábricas, carreteras, máquinas, barcos, aviones, y todo cuanto podamos enumerar. La naturaleza nos brinda sus recursos: Bosques, agua, viento, montañas, océanos.....

Cuando la naturaleza en forma de viento, lluvia,  o cuando escupe lo que tiene en sus entrañas, va deformando lo que ha creado, y lo que ha permitido se cree. Unas veces lo arrasa en un instante, se produce un cambio apreciable, por ejemplo la consecuencia de un terremoto. Otras veces con la suma de muchos instantes sin apenas apreciación, un cambio inapreciable, por ejemplo el grano de arena que el viento arranca de una roca.

Cuando comparamos un instante con otro posterior, decimos que ha transcurrido un tiempo.

De ello, puedo entender que existen dos tipos de tiempo, el Objetivo y el Subjetivo.

El tiempo Objetivo no tiene principio ni fin conocido, lo dicta la propia naturaleza.

El tiempo Subjetivo es la división que el hombre ha hecho del tiempo Objetivo.

La última carta

La carta llegó a su destino, pero no había destinatario. Desandar lo andado, sin remedio, el cartero anotó sobre las señas “desconocido”. Porque la gente ya no es de un lugar, va perdiendo su arraigo. En el camino de vuelta la carta estaba triste, porque era la última carta. Era la última carta con alma propia. La gente ya no se escribe cartas de amor, ni cartas que relatan experiencias, ni cartas de viajes, ni cartas pidiendo consejos,  ni cartas..., con sentimiento. Sus compañeras de viaje son cartas muertas, de bancos, facturas, publicitarias.

En ese regreso cayó accidentalmente en el cajón del olvido. Allí se encontró con otras muchas que sufrieron el mismo accidente. Nadie la echará en falta, el remitente porque pensó que llegó a su destino, el destinatario porque nunca sabrá de ella. Uno tal vez esperará una respuesta por mucho tiempo, hasta que su paso lo haga olvidar, el otro quizá esperará una señal hasta también olvidar.

La última carta con alma quedó triste porque ya nadie la pondrá a viajar. 

En la vida, todo es relativo

¿Quién es capaz de discernir entre el bien o el mal?. Ninguno de los dos existe. Eres inocente, pero culpable. La diferencia está en los demás.