El andén de la estación

Del andén de la estación parte el tren. Viajar en tren es compartir, conocer gente y lugares. Este blog es como un tren, donde todo cabe y al que todos pueden subir.

martes, 27 de noviembre de 2012

El hombre del saco

Gloria se hallaba sentada sobre el escalón del umbral de su modesta vivienda, junto a su hijo Jaime. De puerta a fuera opulencia, de puerta a dentro miseria. Muchas historias escuchó ella de pequeña sobre el hombre del saco, -“se llevaba a los niños que mal se portaban”-, soñaba con él despertando muchas veces despavorida creyendo se la llevaría consigo. Hoy, como muchos otros días, los dos esperaban su llegada, confiando se detuviera frente a ellos. El hombre ahora llenaba el saco de miserias, deseando se detuviera allí y los aliviara llenando su saco con sus muchas miserias.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Microcita

¡Antes se coge a un político que a un cojo!, con todos mis respetos,... a los cojos.

sábado, 17 de noviembre de 2012

17 N



No se trata de ningún movimiento reivindicativo. 17 N es la fecha en que éste tren salió de su particular andén, hace ahora un año. Nació  sin ninguna pretensión especial: experimentar con algo nuevo. En él he vertido reflexiones u opiniones sobre temas de actualidad que preocupan (sin intención de ser depositario de ninguna verdad absoluta), recuerdos, vivencias, anécdotas, inquietudes. Y una de las cosas, creo que la que más me interesa, jugar con las palabras que, de su combinación, han nacido historias, cuentos, microrrelatos, ..., algunos se remontan a bastantes años, otros, producto de la inspiración del momento dado.

Porqué “Historias de mi tren”, no sabría decir exactamente por qué. Quizá porque encuentro que los trenes encierran algo mágico que te acerca a cualquier rincón y puede enseñarte muchas cosas a través, no solo del paisaje, sino de la gente que encuentras en él., puede ser muy enriquecedor.

Cuando éste tren salió, para mi sorpresa, nunca pensé que recorriera tantos lugares y se detuviera en tantas estaciones:

España, Rusia, Alemania, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Méjico, Colombia, Perú, Argentina, Venezuela, R. Dominicana, ...

     A todos los que han tenido la deferencia de adentrarse en alguna de éstas páginas, mi agradecimiento, así como a aquellos que han vertido algún comentario sobre alguna de ellas. Desde aquí os invito a seguir con ellos, a que aportéis vuestros puntos de vista, y a colaborar con vuestras aportaciones; si tenéis la tentación de hacerlo no dejéis de hacerlo, serán bien halladas.  

martes, 13 de noviembre de 2012

El hombre alto y taciturno


              Erase un lugar, no llamado Hamelín, donde apareció también un hombre taciturno, alto y en cierto modo desgarbado que, con su particular flauta, encandiló a las gentes de ese lugar prometiéndoles ayudar a cruzar el río para situarlos en la otra más próspera orilla.

Las turbulentas aguas que durante años pasaron socavaron los cimientos del puente por el que debían cruzar. Prometió apuntalar el puente, pero no resistió la avalancha. Poco a poco el puente se desmoronaba y las gentes caían al agua siendo arrastrada por la corriente. Los que quedaron aún en la orilla intentaron cruzar también por otros medios, en balsas, en lanchas, atados con cuerdas, a nado, pereciendo la mayoría en el intento.

Los prohombres del lugar, en su día acordaron también pagarle cien monedas de oro por el éxito de su misión.

Pese al resultado fallido, los prohombres del lugar si tuvieron a bien pagarle las cien monedas prometidas.  El hombre alto y taciturno, cumplió.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Los propietarios y el director



Con la llegada del nuevo director todos pensaron que la empresa volvería a reflotar. La empresa tenía sus problemas pero no estaba desahuciada, solo era necesaria una buena actuación; como si de un enfermo se tratare, aplicar la terapia adecuada y poco a poco se verían los resultados.

Antes de su incorporación diseñó concienzudamente su estrategia, tenía su fundamento, y se rodeó de asesores, que le instaron a reconsiderarla. Su postulado inicial se basaba en aumentar la producción e intensificar el departamento de marketing para incrementar las ventas; como contrapartida aumentarían las ventas y podrían, no solo mantener, sino aumentar la plantilla; ¡vamos!, actuaría como un efecto multiplicador en su sector y en los adyacentes. Así se vendió a los propietarios de la empresa, consiguiendo su favor y obteniendo el puesto de director.

Los asesores le convencieron que aumentar las ventas no significaba aumentar el beneficio, si no cimentaba la estructura. Así comenzaron esa cimentación reajustando la producción. Sí, venderían menos, de momento, pero a medio plazo recuperarían el tiempo perdido. Y bajaron la producción, como consecuencia, tuvieron que desprenderse de operarios, de administrativos, de equipos. Bajaron las compras a proveedores, ..., produjeron menos y perdieron algunos clientes, ¡ya los recuperarían!.

Redujeron gastos, los superfluos y los otros, pero con esa caída de la producción y de las ventas no podían hacer frente a los mismos.

La empresa se fue asfixiando paulatinamente, y finalmente sucumbió. Fue vendida al mejor postor por una cantidad irrisoria. Los asesores cambiaron de empresa, había otras para reflotar, y como premio a la buena labor realizada dieron cobijo, al director, en su organización. Los propietarios no supieron reaccionar a tiempo. Si hubiesen despedido al director y a sus asesores, como algunos les advertían, podían haber salvado la empresa y sus enseres. No lo hicieron y de la noche al día se vieron en la calle, desahuciados y a merced de los nuevos propietarios, lamentándose de que las palabras no son siempre válidas, hay que tener en cuenta al interlocutor y su fiabilidad.

viernes, 26 de octubre de 2012

Un nuevo amanecer


Capítulo IV del cuento "La Leyenda de Gustavo Sol" de LZC

       Gustavo Sol y Aurora, aquel día en que decidieron abandonar sus raíces en la tierra que les vio nacer, marcharon errantes por los caminos de Dios subiéndose al primer tren que partiera de la estación, cuanto más lejos de aquellos parajes mejor, dispuestos a olvidar esa carga que como cadena pesada tuvieron que soportar durante años. Recorrieron infinidad de ciudades consumiendo poco apoco los ahorros que Aurora fue amasando gracias a la subvención que les pasaba el ayuntamiento. Pero Gustavo Sol parecía entrar en un aletargamiento progresivo que iba minando su salud. Él, acostumbrado a desenvolverse en un reducido espacio al aire libre, era ajeno a cuanto a su alrededor ocurría, como un gran solitario dentro de una multitud casi descontrolada. Se veía ahora como un nómada de un lado hacia otro, viendo siempre gente extraña con muchas prisas avasallando todo aquello que se topase a su paso. Metido casi siempre entre las cuatro paredes de cualquier pensión, mínima parte de un inmenso laberinto de bloques de cemento, observaba que los días no tenían la misma luz ni el mismo calor; las noches que para él no habían existido le producían ansiedad, desasosiego, miedo en ocasiones, y un frío desconocido se apoderaba de su piel. Estaba claro que la vida para Gustavo Sol iba a resultar difícil y Aurora no podía seguir así durante mucho tiempo, tenía que procurarse un porvenir y solucionar el qué hacer con su hermano, todo menos abandonarlo a la buena de Dios. Esa vida errante de un lugar a otro tenía una justificación, y no era otra que el dar con el lugar apropiado donde Gustavo Sol se sintiera identificado, cómodo, y feliz a su manera. En ocasiones, ante la infructuosa búsqueda y harta de tanto sufrimiento, se le pasó por la cabeza el volver a La Casa de la Luz, pero ello supondría asumir una derrota a la que no estaba dispuesta. Además siempre le quedaría esta opción en última instancia. 


       Sin pretenderlo, por doquier se hallaran, tropezaban con noticias del fervor desatado entorno a la figura de Gustavo Sol que, en lugar de menguar, se incrementaba. Todo el empeño lo centró Aurora en preservar a su hermano de esa fiebre que arrasaba en todo el mundo, como si de una epidemia se tratara. No estaba segura de que éste tuviera conciencia del hecho, pero debía poner los medios necesarios a su alcance para mantenerlo al margen de ello, aunque no sabía cómo. 

       En su deambular por esos mundos, por fin atisbó una luz en el horizonte que empezó a considerar como posible solución a sus problemas. Llegó a sus oídos la existencia, en un lugar lejano, de un centro de acogida de personas inadaptadas. No tenía la menor duda de que en Gustavo Sol se daba esta circunstancia. Realmente era un inadaptado a su época; quizá su nacimiento se produjo mucho antes del tiempo que le hubiese correspondido nacer, lo que le hizo reflexionar sobre un futuro donde quizá las personas nacerían con características especiales y en donde cada cual viviría inmerso en su propio individualismo, sin preocuparle lo ajeno. Esta nueva época sería inmune a los problemas cercanos que condicionan las ambiciones, las ansias de poder, las guerras tanto en su faceta física como psicológica, y todo ello no basándose en una superación personal, sino guiados por unas ansias de dominio sobre los demás. Era muy posible que su caso no fuera único, tal vez se trataba de un una secuencia de apariciones de seres especiales como síntoma de que algo estaba cambiando. Y este centro del cual le llegaron noticias estaba especializado en el acogimiento de todas estas personas. Su duda, su preocupación, se cernía ahora en considerar la conveniencia de su ingreso en el mismo. Estaba hecha un mar de dudas y un tanto confundida ante dos consideraciones. En la primera consideraba el centro como un lugar de aislamiento del mundo exterior para evitar o, cuanto menos, retrasar el momento de irrupción del nuevo orden que, pensaba, se avecinaba con paso lento pero decidido. En la segunda consideraba que el objetivo principal del centro era reunir a estos seres privilegiados con el fin de preservarlos y preparar el momento de comenzar a extender las redes de ese nuevo orden.


       Era impensable que los allí recluidos, salvo estar tocados por el don de la inmortalidad, no sobrevivirían al tiempo presente, aunque estaba aún por ver. En cualquier caso no vio mejor solución que no pasase por la reclusión de Gustavo Sol en el centro, hasta considerando el peor de los casos, siempre sería mejor que su actual situación. Allí seria feliz, aunque esta percepción la tenía con reservas porque, si una característica había marcado la existencia de Gustavo Sol era la casi absoluta ausencia de sentimientos. Quizá esta forma de ser estaba propiciada por esa inteligencia superior que, buena muestra de ella dio en su momento, influía en su subconsciente y le propició su peculiaridad como una forma de protesta ante el mundo. 


      Aurora creía ahora que algo o alguien lo trajo a este mundo con un objetivo y, para ello, le concedió la luz como modo de llamar la atención sobre los demás, queriendo simbolizar, además, la pureza de sus intenciones en su desnudez. Pero la fuerza existente de lo mundano pudo más y lo absorbió para hacerlo desaparecer. Posiblemente aún no había llegado el momento para este cambio, pero una nueva concepción de la existencia estaba brotando y aún debían pasar muchos años para que esta evolución se asentara con toda su fuerza. 

      No tenía otra elección y de la mano de Gustavo Sol acudió a ese centro. Les explicó los pormenores de todo lo vivido hasta cruzar su umbral, y estos le abrieron los brazos porque sí reunía todas las condiciones para recluirse en el mismo. Además, conocían de su existencia y sabían que en algún momento acudiría a ellos porque era el único lugar, en la tierra, donde tenía cabida. Allí comenzó una nueva vida. 


      Aurora se despidió de él con lagrimas resbalando por sus mejillas, lágrimas agridulces compartiendo dolor y alegría. Alegría porque se convenció de que era lo mejor para él y dolor porque tenía el presentimiento de que jamás volvería a verlo. Gustavo Sol se despidió tal como era, sin mostrar sus sentimientos, como si de un hasta luego se tratara. Con su pena a cuestas se alejó Aurora, con una nueva vida frente a sí y un horizonte imprevisible. Gustavo Sol se adentró en ese amplio recinto donde no existían llaves ni barreras y donde desde ese mismo instante podía volver a ser él mismo, aquel nacido bajo la bendición del sol. Y así lo hizo. Se despojó de sus ropas volviéndose a mostrar como lo trajeron al mundo. Desde ese momento el sol volvió a brillar como antaño, tal si de un nuevo amanecer se tratare, y se instaló en el amplio jardín. Quizá era casualidad pero ese mismo día también era martes y trece, de un mes de julio. De alguna manera había vuelto a nacer.


F I N

martes, 23 de octubre de 2012

El despertar



Capítulo III del cuento "La Leyenda de Gustavo Sol" de LZC                

    Gustavo Sol seguía ajeno a cuanto a su alrededor pasaba. Encerrado entre paredes al viento, permanecía desnudo ante la vida en cuerpo y alma. Conforme crecía, de igual manera lo hacían sus atributos. Desde pequeño se acostumbró a vivir como su madre lo trajo al mundo y para su familia se convirtió en algo absolutamente natural. De igual forma, la gente no veía en ese detalle nada obsceno y de mal gusto, todo lo contrario, se convirtió en un símbolo que atrajo a otro tipo de gentes que lo idolatraron. Lo convirtieron en algo parecido a un dios, surgiendo al amparo de su figura una corriente  fanático-religiosa que lo santificaron. Cada vez llegaban más gentes, de remotos lugares, a rendirle culto esperando ansiosos que en algún momento les dirigiera una simple mirada. Pero Gustavo Sol jamás clavó su mirada en nadie, es más, con seguridad era desconocedor de lo que a unas decenas de metros estaba ocurriendo y precisamente era esa indiferencia suya la que mantenía viva la desmedida pasión por su ser.

    La ciencia volvió a retomar su interés por él tratando de convencer a Jacinto y Adoración para que les permitiesen estudiar más de cerca a Gustavo Sol. Los científicos querían llevarlo nuevamente a sus laboratorios para observarlo, para analizarlo y dar con una explicación racional al fenómeno excepcional que representaba. Se trataba de un reto porque para un científico la respuesta a cualquier interrogante estaba en la tierra, solo se precisaba tiempo para encontrarla. Pero estas peticiones siempre fueron rechazadas, sobre todo ante la firme oposición de Aurora. Y fue a raíz de estas negativas cuando el mundo científico decepcionado empezó declinar nuevamente su interés por Gustavo Sol. Mientras la ciencia se hizo a un lado, el movimiento fanático-religioso se iba fortaleciendo porque éstos no necesitaban respuestas, simplemente buscaban su presencia, para éstos no eran necesarias explicaciones ni convencimientos, lo consideraban como algo sobrenatural, él mismo era la respuesta y ello les bastaba.

   A pesar de sus esfuerzos, para los Porriño, la situación generada se había vuelto difícil. El continuo asedio a que estaban sometidos por todas partes se hacía insoportable y comenzó a hacer mella en su voluntad. Jacinto enfermó y a pesar de los muchos esfuerzos de los médicos, no se pudo hacer mucho por él, murió. Para Adoración fue el primer golpe duro que le dio la vida, lo vivido hasta ahora podía considerarlo como una circunstancia del destino, dándose cuenta en este momento que ese hombre frágil,  poca cosa, cargado de defectos, había supuesto un importante punto de apoyo y motor de su propia vitalidad. Nunca imaginó lo mucho que lo quería y la felicidad compartida durante tantos años.

    Con la muerte de Jacinto todo se derrumbó. Con Rosendo lejos, Anunciación en el asilo muy mermada y postrada en una cama para el resto de sus días y Gustavo Sol que seguía en su mundo, era Aurora la única que no perdía la compostura, con el espíritu fuerte y las ganas de luchar por una intimidad imposible. Adoración ante tal panorama entró en una profunda depresión abandonándose a su propio destino. Solo pensaba en qué sería de Gustavo Sol cuando ella faltase y sobre todo en su hija Aurora. Esa niña que fue mujer antes de tiempo y que aún no había conocido el amor:

-¿Qué sería de su vida?-,se obsesionaba ante esa incertidumbre.

  Hasta el presente siempre fue un continuo sacrificio en beneficio de los suyos, sin ninguna ambición personal, sin pedir nada a cambio. La duda de Adoración se reflejaba en la eterna pregunta que siempre se hacía en sus adentros:

-¿Hasta cuando aguantará?.-

    Ese día llegará tarde o temprano, Adoración  estaba segura de ello, porque ella misma estuvo varias veces en la línea de separación entre  permanecer o escapar de aquel infierno, pero abandonar dejando parte de su sangre al buen destino no era propio de una buena madre y esposa. Continuó luchando, pero comprendía que el cariño de hermana nunca se podrá comparar al de una madre; en algún momento tocaría fondo y lo comprendería. El corazón de Adoración no aguantó, y emprendió el vuelo hacia una nueva vida. Antes, en el lecho con el último estertor, le dijo a Aurora que su vida le pertenecía y no quería que la desperdiciara. Cualquier decisión que tomase sería de su aprobación, y que no dejara paso a los remordimientos porque bastante había hecho por ellos y no era la culpable de haber sido tocados por el destino en un de sus inexplicables designios.   
   
   Gustavo Sol que apenas había mostrado afección alguna con la paulatina ausencia de sus allegados, se afligió con la muerte de su madre. Cuando se la llevaron se sentó en su trono salmón y levantó, quizá por vez primera, la mirada hacia el horizonte y sintió extrañeza ante el cambio que en el transcurso de unos años se había experimentado a su alrededor. Vio como la ciudad estaba más cerca, vio como la gente iba y venía. Observó atónito esa gran alameda llena de farolas que cuando allí tocaba la noche se iluminaban, los locales de ocio, los tenderetes, aquellos niños que se acercaban más de lo permitido y que se reían inocentemente al ver un hombre desnudo. No entendía realmente lo que allí estaba pasando, sintiéndose como un animal enjaulado que todos van a admirar, y por primera vez dirigió la palabra a su hermana Aurora como un niño que acaba de despertar:

-¿Por qué estoy desnudo?-.
-¿Qué hace toda esa gente mirándome?-.

   Esta quedó compungida observándolo sin saber qué contestar a unas preguntas tan simples,

-¡Nada!. Solo pasean-.

  Le dio un batín con el que se cubrió sus vergüenzas y, cogiéndolo de los hombros, se metieron en la casa. Allí le dijo que había estado enfermo durante muchos años (qué otra cosa podía contarle), que su hermano Rosendo estaba viviendo lejos de allí, que sus padres estaban en el cielo disfrutando de la eternidad, y que ellos pronto se marcharían de ese lugar, a una ciudad lejana y muy grande, donde nadie los conociera, donde pudieran perderse por cualquier rincón sin que nadie volviese la cabeza para observarles.


   Pasaron unos días y con lo más indispensable en unas mochilas, Aurora y Gustavo Sol, salieron de la casa de la luz aprovechando la oscuridad de la madrugada sin volver la vista, emulando aquella cita bíblica para no quedarse petrificados, con la intención de perderse para el resto de su existencia y sin preocuparse de ser señalados por doquier sus pasos los llevaran. Esa luz de linterna permanente que  duró mas de treinta años y que fue objeto de muchas observaciones y estudios inacabados se apagó, y empezó a llover en ese reducido espacio. La gente se agolpó en las inmediaciones extrañada por el nuevo suceso atreviéndose a merodear por la casa y vieron que allí no había nadie. Dieron aviso a las autoridades que de inmediato iniciaron una búsqueda por todas partes, de Gustavo Sol y su hermana, sin éxito. Aquel suceso que durante años era su principal fuente de ingresos amenazaba con la ruina de una ciudad que tanto gastó para atraer a las gentes. Era necesario tomar medidas para que no se volviese en su contra y, tras largas deliberaciones de los estamentos de poder, decidieron elegir a una persona como la receptora de unas revelaciones del propio Gustavo Sol en las que le comunicaba la llamada de su poderoso protector para reunirse con él. Y que, en lo sucesivo, esa persona debía servir de enlace entre sus revelaciones y sus adeptos. Así lo hicieron y esa pequeña corriente casi religiosa que tiempo atrás ya se había formado y que prácticamente lo santificaron, tomó más fuerza, y se formó una corriente entre sus seguidores, auto-bautizados como los Gustavianos. Prácticamente se convirtió en un Dios y tuvieron que idear un símbolo y darle una ubicación que sirviera como referencia y punto de encuentro. Levantaron una gran estatua similar al recuerdo de porcelana que tanta aceptación tuvo en su momento en un lugar junto a La Casa de la Luz; y que, desde su atributo de piedra granítica, manaba una corriente continua de agua a la que le atribuyeron poderes curativos, convirtiéndose en un lugar de peregrinaje al que acudían desde los lugares más remotos. La idea de aquellos gobernantes tuvo buena recompensa porque las gentes continuaron viniendo, y frente a la estatua depositaban flores mientras musitaban una oración pidiendo la curación de sus dolencias.  

jueves, 18 de octubre de 2012

La casa de la luz



Capítulo II del cuento: "La leyenda de Gustavo Sol"de LZC
                                                
       Ese día la vida de los Porriño cambió su rumbo y su hábitat natural sufrió una serie de transformaciones que lo convirtieron en un lugar peculiar, único en el mundo. Desaparecieron los veranos, los otoños y los inviernos, una suave primavera se adueñó de su espacio. Sin lluvias, sin vientos, sin frío y sin calor. Por desaparecer, hasta la noche lo hizo y una luz constante brillaba durante las veinticuatro horas del día. Sumergidos como en un túnel del tiempo, desde lo lejos, cuando la luna y las estrellas delataban la noche, un haz de luz permanente se reflejaba sobre ellos como si de una linterna incandescente se tratara.
        
       Desde el momento de su nacimiento se hizo patente la atracción que Gustavo Sol tenía por el astro padre. Esa inmensa bola de fuego le hacía pronunciar sonidos guturales levantando los brazos hacia él, como queriendo asirlo; más que atracción parecía una total dependencia pues apenas podía vivir fuera de su influencia. Cuando lo metían dentro de casa cambiaba su carácter, perdía el apetito, no podía ni conciliar el sueño, hasta le resultaba imposible hacer sus propias necesidades. Adoración al principio sufrió lo indecible pues sus modos de vida empezaron a modificarse. Cambiaron sus costumbres, la convivencia se hacía difícil y lo más preocupante era que no tenía visos de cambiar, al menos a medio plazo. Lo llevó a los médicos, a todos los que creía podían curarle. En un principio creyó que tenía una enfermedad grave, pero los médicos lo examinaban, lo analizaban, hurgaban en todos sus rincones y nunca encontraban nada de anormal. Sus diagnósticos siempre coincidían, lo consideraban un niño dentro de la más absoluta normalidad y con una peculiaridad que lo distinguía de los demás niños. No encontraban otra explicación, al menos dentro de la limitación de conocimientos que la medicina tenía respecto casos raros como el de Gustavo Sol. Lo llevó a curanderos, médiums, brujas, parapsicólogos, y todo aquel que pudiera mostrarle una luz al final del túnel, pero nadie le daba una respuesta. Los más osados atribuían el fenómeno no precisamente a Gustavo Sol, sino a un efecto incomprensible de la propia naturaleza, y los remitían a físicos, a meteorólogos, a estudiosos de efectos extraños; cualquiera era válido. Pero Adoración no estaba dispuesta a seguir por esos derroteros y se resignó a convivir con su problema.

Gustavo Sol, y su peculiaridad, traspasó su propia frontera llegando hasta la ciudad. Ello trajo consigo un aumento considerable del número de paseantes y curiosos alrededor del mundo de los Porriño “La Casa de la Luz”, la llamaban. Con torpes disimulos observaban las correrías del Niño, los juegos, las gracias y, en su inocencia, ese pinganillo que colgaba en su entrepierna, provocando esas sonrisas amables y distendidas. Su madre le puso Gustavo, el Sol le prestó su nombre, y ahora había sido rebautizado como “El Niño” cuando se referían a él; parecía como si de sus bocas no pudiera salir su auténtico nombre.

Los años iban pasando y Gustavo fue creciendo. A los cinco años ya sabía leer y escribir, sin ayuda de nadie; conoció las letras y los números jugando con los libros de sus hermanos. Una vez vio como Aurora y Rosendo jugaban una partida de ajedrez y al día siguiente ya no fueron rivales para él. Con ocho años no había libro que se le resistiera; era evidente que poseía una inteligencia fuera de lo normal ó, quizá, unos poderes sobrenaturales. Seguía creciendo y toda su vida se desarrollaba en el porche encementado de la casa, allí jugaba, comía, leía, dormía y observaba regularmente a su tutor, el astro que seguro lo apadrinó; y éste, de forma incomprensible, lo mantenía inmaculado de marca o señal alguna. Para cualquiera de los mortales, un día completo bajo un sol abrasador, sería como cavar su propia fosa; solo unas horas bastarían para terminar abrasado como si del mismo infierno se tratara. No cabe duda que estaba bajo su protección.

Ese porche permanentemente iluminado era su refugio y posiblemente el lugar donde se almacenaba toda esa energía que revertía en él dotándole de esa sabiduría única e incomprensible. Cuando se alejaba de allí, con solo entrar en la casa, se evidenciaba un decaimiento físico y emocional, una merma de facultades, nervioso, temeroso, un estado anímico preocupante; por esa razón optaron por dejarle plena libertad para que su vida transcurriera allí donde su felicidad fuera más placentera, y ese lugar era sin duda el porche, y se acostumbró a ese reducido espacio tanto que era incapaz de abandonarlo, incluso cuando de hacer sus propias necesidades se trataba. Cuando pequeño disponía de un orinal de patito, apropiado a su tamaño. Fue creciendo, y éste con él, disponiendo de orinales más grandes de diversas figuras, hasta que llegó el momento en que Jacinto tuvo la feliz idea de instalarle un retrete en una esquina. Pero más que un retrete era un espacio al aire libre con un pequeño lavabo, una ducha y una taza de evacuación. Eso sí, no era una taza normal, sino la mejor del mercado, con mochila, de color salmón, reluciente y con un tirador que parecía de oro. Tanto le llamó la atención que Gustavo Sol se sintió atraído y comprobó con satisfacción ese frescor agradable que se apreciaba al sentarse en ella, recreándose, disfrutando cada minuto que permanecía allí posado de forma que, poco a poco, hizo de su particular retrete el pequeño rincón donde más a gusto estaba, haciendo de la taza de color salmón su auténtico trono.

Ante la creciente expectación que surgió alrededor de La Casa de la Luz, y debido a la cada vez mayor afluencia de gentes por sus alrededores, comenzaron a proliferar zonas de recreo. Primero se instalaron tenderetes, barracones de bebidas, parques infantiles. El ayuntamiento de la ciudad vio en ello una posible fuente de ingresos con la que jamás había soñado y decidió reordenar el terreno y urbanizarlo. Construyó paseos arbolados, jardines, fuentes ornamentales. Concedió licencias para instalar cafeterías, restaurantes, tiendas de souvenirs donde se podía encontrar llaveros, cuadros, vasos, ceniceros, platos, postales, y un sinfín de artículos, con motivos propios de La Casa de la Luz y como centro de todos ellos el propio Gustavo Sol. El recuerdo más cotizado era la figura de Gustavo Sol, de porcelana, sentado en su taza en actitud serena y pensante con la mirada ligeramente proyectada hacia el cielo.

Los años pasaban y el renombre de Gustavo Sol, sus increíbles facultades, ese fenómeno de la naturaleza, cruzó los mares y océanos, surcó los cielos y de todas partes del planeta empezaron a llegar mas gentes atraídas por lo excepcional del caso. No solamente eran curiosos de lo insólito cargados con sus cámaras de fotos y de vídeo, también vinieron científicos de todo el mundo, alemanes, americanos, chinos, rusos, japoneses, australianos,..., con sus laboratorios a cuestas, con sus observatorios, con sus medidores, con cualquier inimaginable artilugio con alguna potencial función analizadora que pudiera servir para esclarecer, cuanto menos, algún detalle relacionado ó bajo la influencia directa de Gustavo Sol. Por supuesto, siempre, manteniéndose a cierta distancia de éste, desde la lejanía, porque Gustavo Sol era inaccesible. Existía una especie de barrera infranqueable impuesta por Jacinto y Adoración que no estaban por la labor de convertir a su hijo en un conejo de indias o en un títere de feria.

Lógicamente esta situación tuvo su efecto en el resto de la familia Porriño. Adoración tuvo que dejar el trabajo malviviendo con lo que Jacinto ganaba hasta que desde el ayuntamiento de la ciudad, y vista la potencial fuente de ingresos que para su economía representaba, decidió concederles una subvención permanente solo con la condición de no impedir a los curiosos acercarse hasta un lugar más próximo donde poder sacar fotografías y filmaciones de La Casa de la Luz. Jacinto vio en ello su oportunidad y convenció a su mujer para que no pusiera impedimentos; de esta manera dejó también su trabajo para dedicarse a su huerta y a sus “paseitos” cortos. Anunciación con su edad no fue capaz de soportar el cambio brusco que se produjo en su tranquila vida y pidió que la llevaran a un asilo:

 -Un lugar tranquilito donde hacer amigas y poder jugar al cinquillo- decía.
Y así lo hicieron.

          Rosendo que siempre había sido un niño introvertido, timorato, frágil, de lágrima fácil, fue quien más acusó todo este trajín y Adoración temiendo el perjuicio que eso podía conllevar para su desarrollo como persona, lo mandó a vivir con un primo suyo muy lejos de allí. Aurora, por el contrario, siempre fue una niña despierta y con la misma fortaleza de su madre. Desde temprana edad ya tomaba decisiones que afectaban a toda la familia, a veces por encima del criterio de su padre. Era consciente de la especial situación en que la familia se encontraba y sabía que en cualquier momento podía derrumbarse así, aunque su madre le propuso acompañar a Rosendo, ella se negó rotundamente y quiso quedarse porque sabía que en un momento dado, su presencia podría ser necesaria. La Casa de la Luz redujo de esta manera sus moradores, solo quedaban cuatro. 

domingo, 14 de octubre de 2012

Hijo del Sol


 


Capítulo I del cuento "La Leyenda de Gustavo Sol" de LZC

Gustavo Porriño Calzón nació bajo el sol ardiente de Julio. Su madre Adoración Calzón, de ocupación: “Profesional de la Limpieza“. Como bien decía su tarjeta de visita:

-Para lo que a bien quieran mandar- apostillaba.

Trabajaba por las noches como limpiadora de oficinas en un céntrico edificio de la ciudad. Madre de dos niños, Aurora y Rosendo, de doce y ocho años, los cuales quedaban al cuidado de Anunciación Cabezón, la abuela materna. Jacinto Porriño, el padre, trabajador de la construcción. Amante de la manzanilla, no la de hierbas, la... otra, la que pone al cuerpo y purifica el alma, frecuentaba las bodegas que casualmente se cruzaban en su camino:

-Todo en la vida ha de tomarse en pequeñas dosis sin alargarlas demasiado en el tiempo-, era, entre otras, una de sus particulares máximas filosóficas.

Ambos apenas tenían tiempo de verse, menos de arrullarse, salvo cuando algún accidente laboral fortuito (por supuesto), dejaba a Jacinto postrado en cama con algún hueso quebrado o músculo entumecido. Adoración no podía permitirse el lujo de dejar el trabajo y si el azar le daba la oportunidad, no dejaba pasar la ocasión de realizar algún que otro trabajo extra, de la índole que fuera, por supuesto decente y, eso sí, solo por las mañanas porque según decía:

-Dios me ha concedido las noches para trabajar, las madrugadas para retozar, las mañanas para purgar y las tardes para descansar-.

Y una forma de purgarse era el sacrificio extra a que estaba dispuesta por las mañanas con tal de conseguir un céntimo de más:

-Toda peseta es buena- decía,

Todo por el bien de sus hijos que, mientras su cuerpo aguantara, no pasarían las mismas penalidades que ella tuvo que pasar, y les daría una educación a la que ella no pudo acceder por los precarios medios económicos de su familia.

Anunciación, por su parte, no dejaba pasar la oportunidad de bombardear con insinuaciones la calamidad de marido que tenía Adoración:

-Críspulo, eso sí era un hombre, trabajador donde los haya, y no el vago de Jacinto-.

Adoración habituada a estos reproches maternos no les prestaba la mínima atención pues, con todos los defectos del mundo,... era su marido, lo quería, y él a ella, y al contrario que otras amigas suyas de la infancia:

-Nunca me ha puesto una mano encima-, replicaba con orgullo.

Adoración, entre un y otro accidente laboral, quedó embarazada. Era de la única manera. Él marchaba a trabajar a las seis de la mañana y ella no regresaba a casa como mínimo hasta las siete. Arreglaba a sus hijos, los llevaba al colegio, hacía la compra, de la comida se encargaba la abuela. Después de comer se echaba a dormir, hasta las ocho de la tarde en que regresaba Jacinto, juntos cenaban, veían un rato la televisión y luego sobre las once de la noche, cuando Aurora y Rosendo se metían en cama y, Anunciación y Jacinto se quedaban dormidos en el sofá, ella daba un beso a cada uno y marchaba a su trabajo.

Ese mes de julio era muy caluroso, de los peores de los últimos años. Los días de intenso calor resultaban agobiantes, con noches bochornosas donde ni la brisa del mar podía aplacar esa desazón pegajosa que se adhiere al cuerpo y que resulta imposible desprenderse de ella. Adoración empezó a sentirse mal. Las molestias propias del próximo acontecimiento empezaron a dejarse notar y, a pesar de todo, siguió trabajando. Aguantaba los dolores como mejor podía, calculando el tiempo que aún le quedaba según le dictaba su propia experiencia.

Terminada su jornada se encaminó hacia la casa. Esta se encontraba a las afueras de la ciudad, en un lugar como olvidado del mundo, en medio de unas huertas en estado de abandono que esperaban con paciencia su recalificación. Antes de todo esto, cuando una huerta apenas valía unos duros, un joven llamado Jacinto compró un cacho de terreno por poco dinero:

- ¡Un regalo!-,

y poco a poco fue levantando con sus propias manos lo que más adelante se convertiría en su hogar. Solo lo indispensable, un salón con cocina incluida, una habitación y un retrete con lavabo, bidé y ducha. Por jardín tenía una pequeña huerta donde cultivaba lechugas, tomates, judías, pimientos, patatas,..., y cualquier hortaliza o tubérculo de temporada; y en la parte trasera un corral con conejos, gallinas y patos. La subsistencia estaba asegurada.

La entrada de la casa estaba precedida de un porche encementado, donde una mesa flanqueada por dos sillas y dos mecedoras hacían de él el lugar mas concurrido y donde la vida transcurría en su mayor parte, sobre todo en las calurosas noches de verano. En ocasiones el sueño vencía a Jacinto en una de esas mecedoras siendo sorprendido por Adoración a su regreso del trabajo, con reprimenda incluida y seguido reproche de Anunciación. Primero por faltar a su trabajo y segundo porque era de la opinión que el cuerpo solo descansa en su posición natural, horizontal, y dormir sentado no era la mejor medicina para los maltrechos huesos de Jacinto.

Por delante de ese porche se desarrollaba algo de la vida de una pequeña parte de la ciudad que cada vez se les iba acercando mas y más. Para muchos residentes de aquella zona era un lugar de paseo casi obligado, bastante concurrido, no por tratarse de un lugar de esparcimiento donde disfrutar del olor, del frescor y del color de la naturaleza. La zona no era precisamente un jardín babilónico, lleno de matorrales medio secos y alguna higuera centenaria resignada a sucumbir ente el progreso que se avecinaba. Mas bien era un espacio donde se daban cita jóvenes, medianos y viejos, todos ellos paseantes correas en mano y unos caninos juguetones que daban buena cuenta de sus imperiosidades y que, en ocasiones, provocaban algún altercado cuando pateaban esa estimada huerta que tantos sudores costaban a Jacinto

-¡Marranos, id a cagar a vuestro portal!. ¡Esto no es un retrete público!- gritaba enfurecido.

Nadie le tomaba en consideración. Porque el concepto que la gente tenía de ellos era la de marginados, chabolistas, sinónimo casi de ciudadanos de tercera. No era esta la intención que albergaba el espíritu de aquellos jóvenes, Adoración y Jacinto, cuando decidieron construir allí su hogar. Su idea primitiva era la de vivir en el campo rodeados de un estupendo jardín con toda clase de plantas y arbustos aromáticos: rosas, claveles, geranios, lavandas, jazmines, galanes..., con una no menos estupenda casa, con muchos árboles alrededor, hasta con piscina, pero la voluntad dicta las premisas y el tiempo se encarga en ponerlas en su sitio, y el fabuloso proyecto se convirtió en cuatro paredes con techo, para resguardarse de las inclemencias del tiempo, que se iban agrandando según la propia necesidad iba requiriéndolo. Así, un niño venía al mundo, la casa crecía en una habitación a un lado; otro niño venía y otra habitación por el otro lado. Vino a vivir la abuela y al fondo otra habitación:

-¡Sí, con las gallinas!-, refunfuñaba al principio.

Anunciación llevaba algo de razón porque ni su hija ni, en especial, Jacinto tenían el espíritu más apropiado para llevar a cabo esos sueños de juventud y, por eso, el tiempo y los medios económicos se encargaron de poner las cosas donde estaban.

Ellos también cambiaron. Adoración era delgada y engordó; sus ojos negros, grandes, de párpados finos, se volvieron pequeños con bolsas amoratadas y legañosas. El pelo castaño oscuro y bien moldeado se tornó blanquecino y deshilachado. Su piel tostada y lisa, de escaso bello, se volvió rugosa y pálida salvo el rostro que parecía como quemado por el sol. Jacinto era delgado pero prieto, ahora continuaba delgado pero esquelético, con mucho pelo en la cabeza siempre despeinado, con el rostro también quemado por el sol salvo esa franja blanquecina en la frente provocada por su habitual gorra que no se la quitaba ni para dormir. La ropa no se tenía en el cuerpo, los brazos largos, demasiado, para lo que era su torso, las piernas también largas. Parecía mas alto de lo que en realidad era. De mal comer y buen beber, en un tiempo fue fuerte, ahora débil y quebradizo. En su cara se dibujaban esos surcos, que la vida deja a lo largo de su curso pero que, en su caso, llegaron antes de lo previsto y con esa barba tiznada de nieve que tardaba en desaparecer, como pronto, una semana. Aunque curiosos en el vestir, daban la sensación de parecer unos chabolistas rayando la indigencia, sobre todo por las mañanas cuando ella regresaba del trabajo despeinada, con el agotamiento reflejado en el rostro. Y él, por las mañanas salía pulcro, de ello se encargaba Anunciación, pero cuando regresaba venía sucio de cemento, arena y cal, maloliente por el sudor y la copa de más, sin llegar a tambalearse pero con el contento marcado en el semblante.

Jacinto estaba encerrado dentro de sí, ajeno a su entorno y sólo ensimismado por su pequeño mundo, su casa y su huerta, sus “manzanillas”, sus hijos, su mujer y en último lugar Anunciación, seguramente por este mismo orden. Rozando el analfabetismo, aprendió a leer y escribir de mayor, gracias al tesón que puso en ello su mujer. Adoración era más realista, incluso inteligente, porque sabía de sus propias limitaciones y también que la vida no le había permitido obtener otras bendiciones. En muchas ocasiones tentó a su marido para abandonar esa vida, olvidados del mundo exterior:

-Deberíamos mudarnos a la ciudad, para vivir como personas-.

Jacinto hacía oídos sordos, él sería incapaz de sobrevivir metido en un edificio donde el sol apenas asoma, siempre con vecinos por todos los costados, donde las noches no tenían luna ni estrellas:

-En la ciudad no se ven ni los pájaros, ni se pueden escuchar los grillos-, decía.

Adoración replicaba:

-Y qué será de nuestros hijos, sin amigos, sin nadie que se atreva a ofrecerles su amistad-.

Jacinto argumentaba que de pequeño él tampoco los tuvo y no por ello dejó de tenerlos cuando fue grande. Era una lucha perdida para Adoración, su marido allí era feliz y al final siempre zanjaba la discusión con la misma frase

-¡De aquí solo saldré con los pies por delante!-.

Llegó el día, era martes y trece cuando nació Gustavo, aquel que iba a cambiar su vida y la del resto de la familia. Muchas veces se preguntó si esa fecha y ese acontecimiento le habían dado mala ó buena suerte. Nunca pudo responderse. Adoración ese día quiso regresar a su casa caminando; prefería que su hijo naciera bajo un árbol, rodeado de su particular naturaleza, y no en el asiento trasero de un autobús. Aún tuvo el tiempo suficiente como para llegar hasta el porche encementado de su casa y sentarse en una de esas confortables mecedoras para reposar y para relajar sus músculos tensos, extenuados por la caminata, antes de entrar en la casa.

Se había retrasado más de lo habitual, eran las ocho de la mañana, Jacinto ya en trabajo. Aurora y Rosendo estaban remoloneando en la cama pese a los insistentes reclamos de la abuela Anunciación. Desde la mecedora, a sus espaldas, oía el trasiego del interior de la casa consciente de que no se habían percatado de su presencia. Allí, en silencio, acompañada de su soledad y del crujir de madera reseca de la mecedora al compás de su balanceo, levantó la vista al cielo y vio la gran bola de fuego con el manto abierto en el nuevo día. Abstraída en sus ensoñaciones no tuvo tiempo ni de prepararse, ni de pedir ayuda, aunque tampoco lo hubiese hecho pues, esta vez, quería experimentar esa bendición en su propia soledad y casi sin darse cuenta, de repente, en sus brazos sostuvo algo diminuto:

-¡Qué hermoso eres!- susurró al oído de esa pequeña figura que momentos antes llamaba a las puertas de su bajo vientre.

-Gustavo te llamaré-

Este al oír la voz abrió los ojos, y con unos ojos grandes como dos soles, se quedó mirando fijamente a esa estrella dorada. Adoración tuvo miedo de que sus pupilas se dañaran y trató de protegerle, pero éste parecía buscarlo y comenzó a llorar hasta que de nuevo, su madre, le volvió a mostrar el sol y calló. Adoración en este parto atípico sintió algo distinto al de sus otros hijos, y presintió que Gustavo iba a ser algo muy especial en esta vida. Nació bañado por el sol, y el sol debió tomarlo bajo su protección y como tributo Adoración decidió agregarle un segundo nombre:

-¡Sol!. Desde ahora te llamaremos Gustavo Sol- Contemplando el círculo iluminado fue como Anunciación se los encontró. Asustada y clamando al cielo mandó a Aurora en busca del doctor a toda velocidad, pero Adoración estaba tranquila y su rostro despedía por todos sus poros felicidad y ternura; ajena al trajín formado a su alrededor con la abuela encomendándose a todos los santos y Rosendo acurrucado en un rincón asustado y sin soltar palabra.

Que nos gobiernen los asesores

Los políticos, ¿por qué necesitan asesores?. Porque no saben. El interrogante es si hacen caso a los asesores.
Si no saben, ¿por qué se meten en política?
Por protagonismo, por enriquecerse, por querer pasar a la historia.
¿Por qué el afán de un político es cambiar algo, aunque lo que haya sea bueno?
Tantos estudios que se hacen en el mundo de lo que uno ni se imagina, sería interesante un estudio de lo que pasa por la cabeza de un político, de sus conclusiones ganaríamos mucho.
Siempre se ha dicho de que si algo funciona, ¡para qué tocarlo!.
Notoriedad, eso busca un político. Todo político aboga por un cambio, tienen que dejar su nombre para la posteridad.
Es verdad que son una raza a parte, porque son capaces de decir las mayores barbaridades sin inmutarse, son capaces de hundir un pueblo sin pestañear.
Esta insensibilidad manifiesta no tiene calificativos, o no se enteran, o son la personificación del cinismo. No entremos ya en eso de que la gente, antes de clase media, ahora ha pasado a clase baja. Gente que antes vivía bien ahora está pasando hambre.
Lo peor de todo, es que con sus decisiones absurdas y fuera de toda lógica, están dejando en la calle a nuestros mayores, a gente que necesita atenciones especiales, como minusvalías, deficiencias, ets. Los centros que atienden a estas amplias minorías se están viendo en la tesitura de cerrar por falta de medios para su funcionamiento. O simplemente, podríamos llamarlo,  "el encarecimiento de la salud" general.
Al igual que nuestros jóvenes, sin mentar al resto de desocupados, con un futuro gris porque no pueden acceder al mundo laboral y, además, el encarecimiento de la educación, tampoco les deja opción a la formación. ¿Se han preguntado lo que esa situación puede gestar?.
Mientras tanto, ellos hacen ostentación de su posición. Para ellos no hay prebendas que valgan y lo que niegan para el conjunto no escatiman para ellos.
Un estado es como un tren que circula por una vía, se mueve, sube y baja gente. En su camino cruza tempestades, nevadas, lluvia, vientos, pero estos contratiempos no impiden llegar a buen andén.
El tren que nos han hecho coger está parado en una vía secundaria, no se puede mover porque por delante están quitando los raíles, las traviesas..., todo lo necesario para que avance.
Lo incomprensible es que no vean que cuando algo no se mueve se oxida, y luego es muy difícil hacerlo funcionar. Todo el mundo se da cuenta, menos ellos, que la situación va a peor...., "que están sentando las bases para una recuperación". ¿Qué recuperación si para entonces ya estaremos muertos?......

Esto es lo que pasa cuando estás en "el metamorfis", lo único que pretendía decir es que si los políticos necesitan asesores,... como bien apuntaba uno, pues que se vayan a sus casas y que nos gobiernen los asesores que tal vez sepan de qué van las cosas, al menos reduciríamos en gastos.

martes, 25 de septiembre de 2012

La Noche

No se trata de un fondo oscuro. Es una fotografía tomada de noche. El cielo estaba estrellado, miles, millones de estrellas lo cubrían y nuestra única iluminación era la de las propias estrellas. Rodeado de naturaleza y con tan apasionante espectáculo que no podía pasar desapercibido, merecía quedar plasmado, así lo intenté. Nuestra retina sigue siendo poderosa, capaz de surcar el horizonte y el universo. La máquina no pudo retener lo que sí nuestros ojos, almacenando lo que estábamos viendo en un rincón de nuestro cerebro.
Una foto vale mil palabras. Cada vez que observe esta fotografía que parece vacía, observaré aquello que está almacenado en mi cerebro y veré el cielo estrellado, la silueta de las montañas, las luces de los pueblos en la lejanía. Escucharé el viento, el vaivén de las ramas, el murmullo del río, en pocas palabras, escucharé el silencio de la noche, sin duda uno de los mayores placeres de la vida.
Fotografié la noche. Y dentro de ese marco oscuro he descubierto que hay vida, solo tenemos que esforzarnos en abstraerla y no quedarnos solo con lo que a primera vista vemos, nada.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

El olor de los colores


La tarde grisácea invitaba a caminar sin rumbo predeterminado. “Donde los pasos me lleven guiados por los sentidos”, pensé.

Observé la senda flanqueada por helechos, escobas, castaños, avellanos,..., hojas secas caídas en el suelo. Hormigas laboriosas, lagartijas, avispas, cuervos, águilas. Un amasijo de colores penetraron por mi retina. Distintos tonos de verde, de ocres, de troncos grisáceos, oquedades negras, flores amarillas, moradas, rojas,..., colores indescriptibles.

Mientras caminaba, con las manos, iba acariciando la rugosidad de los troncos, la suavidad de las flores, contorneando la forma de las hojas. Tomaba las hojas secas del suelo presionándolas con las palmas de las manos, a modo de trituradora, que luego soplaba al viento, un efímero vuelo, volviéndose a depositar en el suelo para ser alimento de la tierra, de los insectos, del misterio de la naturaleza. En las fuentes que surgían a mi paso comprobaba su frescor natural  situando mi cabeza  bajo el delicado chorro de agua que, cayendo al suelo, se perdía entre la maleza para luego ser alimento de riachuelos y ríos.


 Los pasos pausados se dejaban escuchar, acompañados por la danza tribal del viento al tropezar con las hojas. Bajo la suela se escuchaba el crujir de los pequeñas ramas, de las hojas secas. Las botas actuaban como apisonadoras y de vez en cuando presionaba con más fuerza para conseguir un chasquido mayor. Cuando no, una tupida alfombra de hierba se extendía a lo largo del camino para deleite de los pies, deslizándose como por una alfombra de terciopelo verde. Todo ello acompañado de la musicalidad del agua de las fuentes y de los riachuelos.


Entre zarzales, escobas, helechos,..., las moras resaltaban su color oscuro  invitando a paladear su delicado sabor en su punto de maduración, como las andrinas y como los arándanos, impregnando las manos, boca y lengua de ese especial pigmento. Entre los árboles se dejaban ver cerezos silvestres, higueras, manzanos silvestres  con pequeñas y acidosas manzanas, avellanos con su fruto carnoso bajo esa cáscara aún blanda permitiendo con facilidad llegar hasta su interior y disfrutar con su degustación. En las fuentes donde me refrescaba iba saciando mi sed, un agua que dejaba de ser insípida. Sabía a hierba, a monte,..., el sabor propio de la pureza.

La tarde grisácea, llegó acompañada por fin de una suave llovizna con su peculiar sonido al contactar con las hojas de los árboles, con las piedras, con la tierra, con el paraguas, fiel aliado, con su peculiar danza al son del viento. En ese momento se produjo la magia, reconocí el olor a verde. Desde ese momento supe que los colores tenían olor, el color de la tierra, el color de los árboles, el color de las plantas. Todos esos colores tenían su olor característico y su conjunción dejaba una fragancia  imposible de describir que te envolvía, penetrando por todos mis poros y proporcionándome una sensación de absoluta paz interior.

jueves, 6 de septiembre de 2012

"Okupas"

Recuerdo la época de Adolfo Suarez, y un discurso en el parlamento en el cual metaforizaba la construcción de un nuevo estado con la construcción de un edificio.
Así, un edificio debía tener buenos cimientos sobre los que debían partir unos sólidos pilares. Después había levantar paredes, hacer habitaciones, con unas buenas cañerías, una buena instalación eléctrica, puertas, ventanas, ..., resumiendo, todo lo necesario para que vivir en ese edificio resultara lo más placentero posible.
Eran tiempos convulsos y, el paso de una dictadura a una democracia no era tarea sencilla, en la cual se pidió la colaboración de todos los partidos políticos. Se creó una nueva constitución, y unas bases para crear ese nuevo estado construido por los cimientos y no por la azotea.
Mas o menos así se hizo, y se sentaron ciertas bases con unas obligaciones y unos derechos, sobre los cuales hemos vivido, con dificultades, con crisis económicas y sociales,  así se creció y, más menos, se consiguió un cierto bienestar. Y como todo edificio sufre un desgaste, a lo largo del tiempo, ha necesitado de un mantenimiento para que perdure.
Para este buen mantenimiento es imprescindible acometer reformas, pero a nadie se le ocurre en su vivienda acometer reformas para empeorar lo que tiene. Es necesario cada cierto tiempo sustituir las viejas cañerías por otras nuevas y a ser posible de mejor calidad para evitar goteras, sustituir el cableado eléctrico para adecuarlo a las nuevas necesidades que el progreso impone, limpiar, pintar, modernizar el mobiliario, cambiar suelos, ..., y todo aquello necesario para que sigamos disfrutando de aquello que conseguimos con bastante esfuerzo.
¿Que está sucediendo ahora?. Da la impresión de que éste edificio se ha llenado de "okupas", que se están dedicando a quitar ventanas, puertas, hilos de cobre, etc., y todo aquello imprescindible para una agradable estancia, sustituyéndolas por otras de peor calidad e incluso vendiendo todo lo que se pueda como chatarra.
Están obligando a sus ocupantes a volver al infiernillo de carbón, al fogón de petróleo, a la alhacena ventilada para conservar los productos. Están obligando a los inquilinos a salir del edificio porque su estancia  en él se hace cada vez más penosa. Es como si los estuvieran obligando a salir para declararlo en ruinas y venderlo al mejor postor el cual se encargará de darle el uso que mejor convenga a sus intereses.
Para éste fin han introducido a éstos "okupas" que, una vez conseguido el objetivo, recibirán la recompensa por los servicios prestados. Mientras tanto, los inquilinos, se verán obligados a vivir bajo el puente, en tiendas de campaña, malviviendo los años que les queden.

viernes, 20 de julio de 2012

Sobran políticos

La Comunidad Valenciana ha pedido el rescate. Esto también forma parte de la "España heredada". El derroche, el gasto sin medida, al abuso del ladrillo, el egocentrismo de sus dirigentes, ..., han llevado a la bancarrota y  a la miseria a una comunidad con un gran potencial económico y sobre todo humano.
Los que les votaron, no dudo porque pensarían eran los mejores, deben sentirse defraudados, estafados. Confiaron en siglas y personas que, sintiéndose sobradamente respaldados, han abusado de esa confianza.
Dirigentes que donde han puesto su mano, han hundido a una comunidad, han hundido a entidades bancarias.
Todo esto fomenta una total desconfianza en el sistema.
Sobran políticos que han utilizado la política para su beneficio personal.
Sobran políticos que son capaces de exprimir al débil e inflar a los poderosos.
Sobran políticos que son capaces de imponer medidas a la clase trabajadora pero incapaces de imponérselas a si mismos.
Sobran políticos que recortan en sanidad, en educación, etc, pero nadie habla de los recortes en armamento.
Sobran políticos capaces de engañar con palabrería. Habría que hacerles cumplir su palabra y si no lo hacen, automáticamente fuera.
Sobran políticos que lo único que hacen es quitar y no fomentar o crear.
Sobran políticos que hacen oídos sordos al clamor popular.
Sobran políticos que mantienen sus prebendas.

Muchas son las razones por la que sobran políticos. Esta vez la crispación es seria, lo cual les debería preocupar. Las voces surgen desde todos los posicionamientos, porque afecta a todos.
Se hace necesario un cambio, un profundo cambio, de la política en general. Una gran plataforma, la política, la que mayor reestructuracion necesita. Pero hoy por hoy, los que tienen que llevarla a cabo son ellos mismos, y cuando les afecta directamente, nadie se moja, ni los de una parte ni los de la otra. La masa anónima es la que debe hacerles cambiar, no creo son necesarias huelgas, sí manifestaciones como las de ayer, son los toques importantes de atención, y quizá también sería necesario algún tipo de insumisión.
Este gobierno no creo llegue por este camino a terminar su mandato, tienen que notar el clamor popular, porque un gobierno debe estar al servicio y por el pueblo, no en su contra.
Esto nos debe de servir de lección y, en las próximas elecciones que haya, hay que exigir cambios sustanciales de la política en general. Hay que exigirles, como un documento notarial, donde estén limitadas y reguladas toda clase de prebendas y sus compromisos, para que se cumplan sin escusas. Sin este compromiso real, el primer acto de insumisión podría ser la total abstención.

jueves, 19 de julio de 2012

¡La España que nos han dejado!

El PP y la España que nos han dejado. Argumento día sí y día también para tapar sus mentiras electorales. Nunca hablan de las autonomías que han contribuido a esa España, porque la mayoría las gobernaban ellos. Ni del descalabro de las cajas de ahorro dirigidas por ellos mismos, desencadenantes de todo. ¿Donde han metido el dinero que falta?.
Y la oposición, incapaz de rebatir ese argumento de la España que nos han dejado.
Consecuencia, ni gobierno ni oposición. Sobran todos. Falta savia nueva.

lunes, 16 de julio de 2012

La que manda y la que calla

Hay una gran diferencia entre los recortes necesarios según Zapatero y según Rajoy.
Partiendo de la cada vez menos credibilidad que tienen los políticos, unos pecan por defecto y otros por exceso, lo único que queda claro es que se miente descaradamente. No es una crisis económica, es una crisis política que se sirve de la economía para tomar posiciones de poder. Ese argumento de "ante la situación heredada..., no tenemos más remedio", es un puro cuento. Cuando las crisis han venido por motivos económicos han durado dos, tres, años a lo sumo, y se ha salido. Llevamos casi cinco años y no hay en el horizonte una luz de esperanza, al contrario, cada vez el túnel es más largo.
Aquí de lo que se trata es de instaurar un bipartidismo, no político, social. Los que tienen el dinero, por tanto el poder, y el resto. Dos UE, la que manda, y la que calla. Nosotros vamos a formar parte de la que calla, ni siquiera con derecho al pataleo. Y a ello nos están llevando una serie de políticos mediocres que parecen puestos al servicio de los que pretenden hacerse con las riendas del poder Europeo que, de una manera inteligente, están haciendo que el coste recaiga sobre la Europa que calla. No me extraña que cada vez se oigan más voces que abogan por una salida del Euro.
Ahora pienso en Inglaterra que siempre parece que vaya contra corriente, no quiso entrar en el Euro, por algo será. Creo que han sido los más inteligentes, expectantes y a lo suyo, decidiendo por si mismos.

viernes, 13 de julio de 2012

Inflacción

Dice Rajoy que la inflacción se mantiene en unos parámetros buenos.
Entiendo que habría que replatearse cómo se obtienen los índices. Si la inflaccíón se mantiene en un índice interanual del 1,9. Algo no cuadra.
Vivir cuesta mucho más que ese 1,9 que nos indican.
Se paga más por todo, educación, impuestos, sanidad, etc
Habría que incluir para sacar ese índice otros parámetros más acordes con la realidad.

No todos somos iguales

Al trabajador se le estruja. A la bajada de nóminas, se le suma el aumento de precios por diversos motivos. Esto lo deciden los políticos. Para ellos los recortes no son los mismos, siguen teniendo buenos sueldos, y buen  subsidio, a veces sin desempleo.

El iva

Otra gran medida para recaudar, subir el IVA. No se si lo han meditado suficientemente, si cada vez hay menos dinero para gastar, las compras menguarán (aún más). Es posible que la medida se vuelva como un bumeran, y recauden menos. Lo único es que alguna de estas subidas afectan a productos básicos.

La amnistía

¿Dónde está ese dinero procedente de la amnistía fiscal?. Los que lo tienen no son tontos. Yo si lo tuviera tampoco lo sacaría. Lo que está sucediendo es que lo están sacando fuera, se está fugando.

Desempleo

Rajoy dice que reduciendo a partir del  séptimo mes la prestación por desempleo del 60 al 50%, se incentiva la búsqueda activa de empleo.
Si hasta ahora está fomentando el cierre de empresas y el incremento de desempleados, tendrá que decir dónde hay que buscar ese nuevo empleo.

martes, 10 de julio de 2012

Recuperar la esperanza


           Los actuales dirigentes deberían centrarse en gobernar y hacer lo que están haciendo sin echar la culpa siempre a la “situación heredada” que, como efecto propagandístico, cala hondo entre sus simpatizantes que, como velados, parecen estar conformes en todas aquellas medidas que menoscaban sus propias economías y la del resto de sus iguales, mientras otros se van de rositas campando a sus anchas. Hay que explicar claramente que esta situación no solo es el producto de una mala gestión de gobiernos anteriores, que también habría que retrotraerse a las bases que crearon el “España va bien” abanderada por la burbuja inmobiliaria como desencadenante del problema, sino que se está inmerso en una crisis internacional que afecta a todos en mayor o menor medida.
Tratan de justificarse por hacer lo que están haciendo bajo la sumisa batuta de quien los está dirigiendo, como exculpándose, como si fueran los buenos de la película.
Tanta culpa tienen unos como otros. Poco se les oye ahora vanagloriarse de que gobernaban la mayoría de las autonomías, culpables en gran medida de la debacle deficitaria. Ellas son las primeras en haber gastado lo que no tenían, movidos por egos que nos han llevado a la actual situación. Hay que ser más honestos, algo que brilla por su ausencia entre la clase política por moverse bajo criterios partidistas y de poder. Si cada cual asumiera el grado de culpabilidad que le corresponde, sería un gran paso para poder recuperar cierta credibilidad.
Y qué decir de las entidades bancarias que están en boca de todos por una mala gestión que las ha llevado a la ruina y que han precipitado la intervención de nuestra querida España. Conocen los mentores responsables de la “excelente gestión” que las han llevado a la situación en que se encuentran, pero mejor callarse porque esa no es una buena medida publicitaria. Y viendo la procedencia de estos gestores, se plantean serias dudas sobre la competencia de los que dirigen esta nave.
         A mi modesto entender, este gobierno que accedió al poder con piel de cordero, está aplicando el programa de su adversario que parecía venir con la piel del lobo. Su casi único argumento era aumentar el empleo y con ello se solucionaban gran parte de los problemas. Están haciendo todo lo contrario a lo que predicaban y no vale con decir que se han visto obligados. Sabían muy bien lo que harían, pero no podían decirlo, el objetivo era ganar como fuese. Su gestión lo que ha traído es más desempleo. Dicen que están sentando las bases para que se genere en un futuro a medio plazo empleo. Hasta la OCDE, está apuntando que el paro previsto para España en el 2013 del 25 % podría quedarse estructuralmente.
Una de las bases para generar empleo es potenciar el consumo, y se está haciendo todo lo contrario. El conjunto de la población cada vez está más asfixiada, cada día se gana menos y por el contrario se ve en la necesidad de gastar más: irpf, copagos sanitarios, tasas universitarias, iva, etc.. En el horizonte la clase trabajadora solo divisa más pagos por variopintos motivos o razones. Con ello se está llegando a una nueva división de la clase social, pobres más pobres y ricos más ricos, porque todos los palos van hacia los mismos.
Otra de las bases es invertir en las personas, en los talentos que se están viendo obligados a emigrar o a abandonar. Para que un país funcione ha de tener un sistema financiero saneado, pero siempre se escucha la misma cantinela; se sanea y vuelven a las andadas, hay que hacer algo al respecto para que no se desmanden, un buena regulación y unos controles de una vez y para siempre.
Una nave que vaya en buena dirección necesita un buen capitán que esté al frente de la misma y que no la deje al amparo de los muchos suboficiales. Un capitán en la sombra no es bueno, genera desconfianza, si el barco está en apuros debe estar siempre en el puente de mando.
Proyecto económico productivo, financiación, personas, consumo y un buen dirigente. 

           Hace falta recuperar confianza en los políticos, que miren hacia el futuro, que se olviden de argumentos de niños traviesos en el colegio, que gobiernen para todos, que repartan las cargas entre todos, que no gestionen sus decisiones como negocios de futuro para los de siempre, que den un poco de aliento a los mas castigados, que se entiendan entre sí, que se pongan de acuerdo en emprender acciones en beneficio general olvidándose de si mismos, abrirse a nuevos horizontes, fomentar la investigación, en lugar de dejar escapar cerebros atraerlos, confiar en la capacidad de respuesta de la gente si se la mima un poco. Sus acciones de futuro deberían centrarse, en detrimento del desaliento que impera en la ciudadanía, en recuperar la esperanza.

jueves, 7 de junio de 2012

Microatraco emocional


Tras la llamada telefónica y la frialdad de la respuesta, Julián se dio cuenta de la estupidez que había cometido. Apenas pudo sacarle monosílabos de pura cortesía. Elena, decepcionada, no le apetecía seguir charlando con alguien que horas antes la menospreció. Le dolió, una discusión en la intimidad queda entre dos, pero fue en público y eso no lo podía consentir.
Entre ambos se interpuso un muro casi infranqueable que Julián quería derribar, tenía que reconducir la relación.
Lo oportuno era dejar pasar unos días, el tiempo siempre juega a favor, dándole la oportunidad de calmar su indignación.
Julián repitió la llamada, Elena le contestó un:
-¡Hola!,
Julián respiró:
-Perdóname, ya sabes..., el trabajo, la situación de la empresa..., me están agobiando, y siento que lo pagues tú.
-Está bien, a mi me ocurre lo mismo, pero debes aprender a controlarte.

Dorotea


Como cada tarde, Dorotea y su guitarra, se encaramaron sobre el pilón granítico que se hallaba en la esquina del parque.
Las notas de la guitarra y su voz comenzaron a viajar, llenando cada resquicio de ese pequeño rincón olvidado del parque alejado  del tumulto, como un mundo aparte, el particular mundo de Dorotea.
Como cada tarde Jacobo, desde que la descubrió, no dejó de acudir a esos recitales improvisados.
Dorotea daba rienda suelta a su pasión, Jacobo, atraído, abría las puertas de su corazón. Dorotea representaba su anhelo, lo que siempre quiso ser. Jacobo cada vez que la escuchaba dejaba parte de si, moría un poco. Moría de emoción pero no le importaba si ello significaba un paso para la inmortalidad, la de ella. No se trataba de amor, solo admiración.

domingo, 13 de mayo de 2012

Aluminosis


Nuestro querido presidente, Don Mariano, sale a la palestra diciendo que solo se requiere el esfuerzo de unos pocos euros por parte de todos  para cuadrar las cuentas.
Habría que preguntarle que significan para él esos pocos euros:
He aquí un pequeño y elemental cuadro: 

Suben: Contribuciones, Gasolina, Medicamentos, Luz, Agua, IRFF, Matrículas, Alimentos, etc.
Bajan: Salarios, derechos, etc.

Y con ello, me gustaría que Don Mariano explicase al conjunto ¿qué entiende él por unos pocos euros?.

Y la cosa no para aquí, seguirán.
Nos quieren cobrar también por utilizar infraestructuras que ya salieron de nuestros bolsillos, aunque esto el mismo Don Mariano lo ha desmentido. Como en el deporte, el primer paso para dar por hecho algo es desmentirlo, y hasta la fecha, están haciendo lo contrario a lo que han dicho.
Llegará el momento en que habrá que pagar por todo, hasta por lo más básico, respirar.

Igual nos trae algo positivo, dejaremos de pagar impuestos porque, si los impuestos sirven para atender necesidades básicas, si hay que pagar por todo no será necesario pagar impuestos.

No nos hagamos ilusiones, seguiremos pagando impuestos, porque habrá que seguir manteniendo organismos inútiles, instituciones, políticos y las obras faraónicas que a ellos se les ocurra por puro ego personal.
Consecuencia, cada vez habrá ricos más ricos, pobres más pobres y los que se encuentran en el medio pasarán al estatus de pobre.
Un electorado fiel que, como abducidos, desvían la atención sobre otros aspectos, sin reflexionar sobre la verdadera dimensión del problema. Y otra parte del sus electores que imagino estarán arrepentidos de lo que hicieron.
Y lo que nos espera con el IVA, con la subida, subirán los precios, el poder adquisitivo menguará más, bajará el consumo, la economía se retraerá, habrá más paro, florecerá la economía sumergida.
Y ya está bien de echar las culpas a otro, como aquel, el que esté libre de pecado tire la primera piedra. Porque la famosa frase “España Va Bien”, alguien tendría que explicar claramente cómo se forjó esa época de prosperidad económica, y no de una manera tímida como lo han hecho algunos. Parece que tengan una especie de pacto de no agresión mutua, la justa, unas veces me tocará a mí y otra a ti, y todos contentos. Si esa etapa se hubiese forjado sobre unos fuertes cimientos, y mejor articulada, no habríamos llegado a esta situación. En otros países la economía se sustenta sobre bases más sólidas. Aquí se sustentó con pilares enfermos de “aluminosis”, y con el paso del tiempo no resisten y sucumben.

Un ejercicio de reflexión y autocrítica porque, ni unos son tan buenos ni otros tan malos. En este país se ha abusado y consentido demasiado, unos por hacerlo y otros por permitirlo. Recuerdo una frase, hace años, de un ex ministro venezolano ya fallecido, anterior a la época de Chávez, que dijo que tenían que aprender a “sembrar el petróleo”. Se nos puede aplicar, debimos aprender a “sembrar el ladrillo” y nadie lo supo hacer.
Ahora, nos toca a los de siempre apechugar con la más fea y parece que hay a quien le parece bien.


miércoles, 2 de mayo de 2012

Y de mayor, ¿qué te gustaría ser?


Como todas las tardes el abuelo iba a recoger a su nieto al colegio. El niño de ocho años, el abuelo de setenta. Con el buen tiempo pasaban por el parque, el abuelo sentado en un banco fumaba un cigarrillo, mientras observaba a su nieto jugando con sus amigos, unas veces al fútbol, otras a pillar, al escondite, ....
El abuelo, a esa edad, repasaba su vida. En su mente imágenes de cuando tenía los años de su nieto, recordaba sus correrías por el pueblo. Allí no había parques, su parque eran los campos de naranjos, las huertas de tomates, los maizales. Era feliz, como ahora lo es su nieto. También recordaba que de vez en cuando ayudaba, a su también abuelo, a quitar hierbas en un pequeño campo de tomates y ello le hacía sentir un hombre.
De regreso a casa, el abuelo le preguntaba a su nieto,
-De mayor ¿qué te gustaría ser?. 
-¡Futbolista!, abuelo.
-¡Bien!, si eres bueno, tendrás que entrenar duro, ganarás mucho dinero, pero todos no tienen aptitudes para llegar lejos. Y ¿Si no puedes ser futbolista?
-¡Torero!, abuelo.
-¡Bien!. Yo de pequeño también quería ser toreo. Pero, los toros, hay que tenerles respeto y puede ser peligroso. Y ¿Si no puedes ser torero?
-¡Astronauta!, abuelo.
-¡Bien!. Hay que estudiar mucho, se les exige mucho, y hay que irse al extranjero. Y, ¿si no puedes ser astronauta?.
-¡Científico!, abuelo.
-¡Bien!. Para ello hay que ser muy inteligente, pero puedes descubrir algo bueno para la humanidad, es sacrificado y tendrías que irte al extranjero. Y, además, podrías ganar un Nóbel. Y, ¿si no puedes ser científico?.
-¡Bombero!, abuelo.
-¡Bien!. Hay que ser fuerte, es sacrificado, peligroso, pero agradecido porque puedes salvar vidas. Y, ¿si no puedes ser Bombero?.
-No sé abuelo, tú ¿que te gustaría que fuese?
-Para mí, la mejor profesión, ¡político!
-Y ¿por qué?, abuelo.
-Porque para serlo y ganar mucho dinero, no hace falta tener aptitudes, ni ser muy inteligente, ni tener respeto a nadie ni a nada,  ni hace falta estudiar mucho, no es muy sacrificado, no necesitas irte al extranjero para llegar lejos, tienes permitido decir tonterías, pedes hacer lo contrario a lo que dices y encima, la gente te aplaude. 

martes, 1 de mayo de 2012

dIVAgaciones


Resulta llamativa la nota informativa por la que, de forma imperativa, dicen motivada por la inoperancia de la anterior ejecutiva, que nos suben el iva.
En esta iniciativa poco imaginativa, puramente recaudativa, en la que no cabe disyuntiva, la medida nada compasiva, más bien perjudicativa, repulsiva e inquisitiva.
No paran de decir, por activa y por pasiva, que no tienen alternativa, lo cual nos afectará de forma colectiva.
Mucha saliva para contentar nuestra zona auditiva y cognitiva, actuando de forma permisiva y poco punitiva para con aquellos que pudieron actuar de forma delictiva.
Otra medida contributiva, relativa, conflictiva, inefectiva y casi lasciva, que afectará a nuestra parte nutritiva, curativa, afectiva y educativa.
Por muchos años nos acordaremos de esta etapa legislativa  desmesuradamente contributiva que, de forma masiva, ataca a nuestra ya maltrecha economía resultando por demás lesiva.

viernes, 27 de abril de 2012

Una noche perdida


La una de la madrugada, noche silenciosa, la mirada extraviada sobre un cuadro cualquiera de la pared y sobre la mesa dos libros bajo la amarillenta luz del flexo descansan. Una lejana música sacramental deja oír su llanto, contrastando su canto con un reloj y su suave tic - tac. Un cenicero, dos colillas, una foto en su marco de metal y el profundo suspirar de un sueño celestial.
¡Qué difícil concentrarse!. Noche tras noche, todas igual. Padres en la habitación contigua, temporalmente la abuela en la mía y un sofá cama tras la mesa, en éste salón, espera a que mis ojos sucumban  de cansancio o de desesperación. Difícil concentrarse pero no queda otra, tesón ante la adversidad, sacrificio para la esperanza.
Una radio caset con cintas de Pink Floyd y Supertramp,  bajito para no molestar y no desconcentrar, otro cigarro humeante y ...adelante, no queda más remedio, cojo un libro, hay que ponerse a estudiar.
Las dos de la madrugada, noto la boca reseca con sabor a nicotina, poso la mirada sobre el libro, me deprimo, sigo en la primera página. Voy a la cocina y bebo un gran vaso de agua fresca. Enciendo otro cigarro y mientras se consume observo la calle solitaria a través de la ventana. Vuelvo a sentarme, de nuevo el libro ante mí. Rebobino la cinta del caset, vuelvo a pulsar el play, y vuelta a empezar.
            Las tres de la madrugada, poso la mirada sobre la foto en el marco de metal permaneciendo unos minutos observándola. Dirijo de nuevo la mirada sobre el libro, voy por la segunda página. De nuevo me deprimo, de nuevo voy a la cocina y vuelvo a beber otro gran vaso de agua fresca pero esta vez no quiero volver a fumar, la calle sigue desierta. Unos segundos de meditación y, decidido, vuelvo a la mesa. Cierro el libro, apago la luz del flexo y me tumbo en el sofá cama. Una noche perdida, mañana será otro día.

miércoles, 25 de abril de 2012

Microatraco pecuniario


El señor G, pensionista, estaba contento cuando, “con la que está cayendo”, le subían la pensión. Contento y satisfecho con la decisión del gobierno.
Cada inicio de mes, desde que empezó a cobrar la pensión por jubilación, elaboraba su presupuesto partiendo de lo que percibía, e iba desgranando los euros por partidas, por aquello de evitar sorpresas.
Para la luz, para el gas, para el agua, para teléfono, para la comunidad, para gasolina, para seguros, para comer, para tabaco, para imprevistos y, sin derrochar, aún tenía algún remanente. Pobre pero feliz, no debía nada a nadie, para él y su mujer bastaba. Solo era cuestión de administración.
Con  la subida, esperaba poder ahorrar un poco más y con ello permitirse algún capricho.
Pasaron los meses y como siempre:
Luz, gas, agua, teléfono, comunidad, gasolina, tabaco, imprevistos, comida y, una nueva, para farmacia.
Y, a pesar de la subida, se percató de que las cuentas no le salían. Se vio obligado a suprimir imprevistos, si surgían ya vería, y con esa partida incrementaría los apartados de luz, gas y agua.
La cuenta seguía sin cuadrarla, y decidió sacrificar parte de la partida para tabaco. En lugar de comprar cajetillas, fumaría tabaco de liar, como su padre.
Gasolina, si realmente ya no necesitaba vehículo, andar era sano, el transporte público resultaba barato, y con el INSERSO podía ir de vacaciones bastante económico. Así que contempló la posibilidad de vender el coche, se ahorraría en gasolina, seguros, impuestos, reparaciones, etc. Decidido, vendería el coche.
La partida para comida se quedaba corta, sin embargo, el refrigerador estaba más vacío. Sin problemas, comprarían marcas blancas. Incrementaría esta partida con la parte que destinaba a gasolina, seguros y demás. Además se propuso modificar los hábitos de comer reduciendo la cantidad, a su edad con poco bastaba, así que cenarían leche con migas de pan, y con lo que ahorrarían de ahí tendrían para la farmacia, a su edad la botica particular era considerable.

Y al mes siguiente, otra vez a desgranar los euros de la pensión:
Luz, la asignación aún se quedaba corta, aflojarían alguna bombilla para gastar menos, y el resto de menos vatios,  la televisión la pondrían menos tiempo, frecuentarían más el hogar del jubilado, en verano pondrían menos el ventilador y tirarían más de pai-pai, así ahorrarían en luz. Para gas, cocinarían en lugar de para dos, para tres días, y en invierno, en lugar de poner la estufa (solo cuando el frío apretara mucho), se cubrirían con una mantita más gorda. Y como aún no era suficiente, redistribuyó parte de la partida de gasolina y seguros a luz y gas.
Agua, también se quedaba corta esta partida así que,  pondrían la lavadora solo dos veces a la semana, eran solo dos y ensuciar menos era posible. Y también contempló la posibilidad de lavar toda la ropa un día a la semana en las nuevas lavanderías exprés, así ahorraría en luz, agua y detergente. Quizá valía la pena.
La leche la mezclarían con malta, así ahorrarían en leche y en café. En lugar de aceite de oliva pues..., pondrían de girasol, tampoco es tan malo.
El tabaco, liaría los cigarrillos con menos cantidad de picadura y, con las colillas, quitaría lo negro, desgranaría el tabaco en un bote y podría sacar de ello algún cigarrillo más. 
La farmacia, con esta nueva partida también podría hacer algo, enfermar menos, y si algún día se les “olvidaba” tomar alguna medicina, por un día que no la tomen no iba a pasar nada, así alargarían las recetas.
El teléfono, podría desprenderse de él, pero a su edad era como imprescindible, si les pasara algo no tendrían cómo avisar a alguien, pero buscaría algún operador que le saliera más económico.

Fue ajustando el presupuesto quitando de aquí, poniendo allí...,  y así el señor G quedó agradecido a ese gobierno, porque con la subida de la pensión, pudo paliar en parte esos pequeños desajustes y si no fuera por ello, no sabía lo que podía haber sido de su vida. Estaba orgulloso, no en vano, les había dado su confianza, y hasta ahora no le estaban defraudando.
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