Una foto vale mil palabras. Cada vez que observe esta fotografía que parece vacía, observaré aquello que está almacenado en mi cerebro y veré el cielo estrellado, la silueta de las montañas, las luces de los pueblos en la lejanía. Escucharé el viento, el vaivén de las ramas, el murmullo del río, en pocas palabras, escucharé el silencio de la noche, sin duda uno de los mayores placeres de la vida.
Fotografié la noche. Y dentro de ese marco oscuro he descubierto que hay vida, solo tenemos que esforzarnos en abstraerla y no quedarnos solo con lo que a primera vista vemos, nada.
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