El andén de la estación

Del andén de la estación parte el tren. Viajar en tren es compartir, conocer gente y lugares. Este blog es como un tren, donde todo cabe y al que todos pueden subir.

lunes, 25 de febrero de 2013

23-02-1981


Después de trabajar llegué a casa, comí y me dispuse a hacer una pequeña siesta, a las 18:30 tenía que asistir a una clase en la Escuela Profesional del Seguro. Me pillaba cerca del domicilio, en la Avenida del Oeste, en el mismo edificio donde se encontraba Radio Nacional de España.
En la portería se encontraba mi padre escuchando la radio. Algunos vecinos que entraban o salían comentaban con cierto asombro que en plena sesión del Congreso de Diputados habían entrado unos Guardias Civiles escuchándose disparos.
Apenas presté atención, se me hacía tarde. En unos minutos me hallaba dentro de la escuela que ocupaba un par de viviendas en la finca cercana. Hablábamos de lo sucedido sin darle mucha más importancia, todo estaba muy confuso. En realidad no sabíamos muy bien lo que estaba pasando, nos llegaban informaciones muy difusas, y las clases se iniciaron.
No transcurrió mucho tiempo cuando comenzaron a llegar padres de compañeras para llevárselas a casa; sus comentarios nos intranquilizaron, mas cuando, desde la dirección del centro nos indicaron que debíamos marcharnos a casa porque se había producido un golpe de estado. Nos marchamos y al llegar al portal nos tropezamos con dos militares debidamente uniformados y armados, habían tomado el control de Radio Nacional de España.
Ya en casa puse la radio y la televisión para tratar de enterarme de lo que realmente estaba pasando. Supuse que las informaciones que se daban debían estar manipuladas, a la vista de los militares que montaban guardia en RNE de Valencia. Vino después la famosa intervención de Gabilondo en televisión, así que traté de coger emisoras extranjeras para saber si daban alguna información real o, al menos, imparcial. Poco o nada pude conocer.
Había toque de queda, a muchos les pilló alejados de sus domicilios, y según avanzaba la noche se escuchaban el rugir de los tanques que circulaban por la calle Guillem de Castro, Valencia estaba tomada por el ejército. La historia se volvió a repetir, si años antes fue la capital provisional de la zona republicana, ahora se había convertido en la capital golpista.  Ello daba que pensar, la situación era delicada y el temor se apoderó de mucha gente. Mucha de esta gente había pasado por una guerra civil y una dura posguerra. Estos mayores trasladaron su mente a aquellas épocas y no querían revivir el pasado. Sin olvidar, habían superado aquella etapa de sus vidas, solo pensar que pudieran repetirse les angustiaba, no por ellos mismos, sino por sus hijos y nietos. Los militantes de partidos de izquierdas, los sindicalistas, se apuraban en destruir carnets, papeles y todo aquello que les pudiera comprometer.
Fue una noche intensa así como las horas y días que siguieron. No consiguieron el objetivo porque dentro del ejército no todo el mundo era pro-golpista, eran menos de los que los cabecillas pensaron y lograron aplacar la rebelión. En la calle se volvió a la normalidad pero el recelo de que pudiera volver a suceder algo similar tardó en desaparecer. Ahora es como una anécdota, y confiemos en que lo siga siendo por muchos años.

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