Qué placer, hallándome en el
metamorfis, sentado en el retrete, descongestionándome por dentro. En ese
momento de relajación, en posición similar a la del Pensador de Rodín, como
entre sueños, pasaban flases de imágenes y pensamientos de acontecimientos recientes.
Como primer pensamiento un
atraco, real, como la vida misma, de un indeseable, quizá necesitado pero
indeseable y desaprensivo. Y de forma concatenada, una sucesión de imágenes y
pensamientos igual de reales no como la vida misma, sino la vida misma, de
donde se toman apuntes para la vida de ficción.
Porque considerando que un atraco
es apoderarse de algo con fines lucrativos empleando la violencia, renglón
seguido y sin tregua a la relajación, la mente va esbozando una serie de,
digamos microatracos, sin violencia, sutiles, al parecer legales, comenzando un
proceso de esquematización y visualizando un gráfico con sus respectivas
ramificaciones:
Microatraco pecuniario
Microatraco emocional
Microatraco por simpatía
Microatraco por soberbia
Microatraco por envidia
Microatraco por gula
Microatraco por discriminación
Microatraco por justicia
Y la mente se vuelve a dispersar
dejando en el aire otra serie de microatracos que en sucesivos momentos
volverán a florecer.
Todo ello pasa en unos segundos.
Y en el pensamiento se queda como último flas una pregunta , ¿qué es más
rápido, la velocidad de la luz o la de la mente?. Tal vez haya algún científico
que se atreva a medirlo, ¿quién sabe?.
Y a esa pregunta se le une una
nueva pregunta: la de ¿por qué la mente va por delante sin dar tregua para una
meditación sobre las afirmaciones o interrogantes que plantea, pasando de un
tema o situación a otro?. Esto sería también tema de estudio científico.
Debería poderse grabar físicamente todo lo que por ella pasa. Si esto se
pudiera lograr muchos interrogantes de éste mundo se clarificarían. Quizá
alguien ya lo haya intentado.
Llegado a este momento lo mejor
es desconectar, si es posible, y alejarse de ese momento de ensoñación. La
mejor forma es pulsar el botón del inodoro, esa cascada de agua te devuelve a
la realidad aún constatando que ésta difiere poco, o nada, de ese momento de ensoñación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario