El andén de la estación

Del andén de la estación parte el tren. Viajar en tren es compartir, conocer gente y lugares. Este blog es como un tren, donde todo cabe y al que todos pueden subir.

domingo, 22 de abril de 2012

Microatracos


Qué placer, hallándome en el metamorfis, sentado en el retrete, descongestionándome por dentro. En ese momento de relajación, en posición similar a la del Pensador de Rodín, como entre sueños, pasaban flases de imágenes y pensamientos de acontecimientos recientes.
Como primer pensamiento un atraco, real, como la vida misma, de un indeseable, quizá necesitado pero indeseable y desaprensivo. Y de forma concatenada, una sucesión de imágenes y pensamientos igual de reales no como la vida misma, sino la vida misma, de donde se toman apuntes para la vida de ficción.
Porque considerando que un atraco es apoderarse de algo con fines lucrativos empleando la violencia, renglón seguido y sin tregua a la relajación, la mente va esbozando una serie de, digamos microatracos, sin violencia, sutiles, al parecer legales, comenzando un proceso de esquematización y visualizando un gráfico con sus respectivas ramificaciones:
Microatraco pecuniario
Microatraco emocional
Microatraco por simpatía
Microatraco por soberbia
Microatraco por envidia
Microatraco por gula
Microatraco por discriminación
Microatraco por justicia
Y la mente se vuelve a dispersar dejando en el aire otra serie de microatracos que en sucesivos momentos volverán a florecer.
Todo ello pasa en unos segundos. Y en el pensamiento se queda como último flas una pregunta , ¿qué es más rápido, la velocidad de la luz o la de la mente?. Tal vez haya algún científico que se atreva a medirlo, ¿quién sabe?.
Y a esa pregunta se le une una nueva pregunta: la de ¿por qué la mente va por delante sin dar tregua para una meditación sobre las afirmaciones o interrogantes que plantea, pasando de un tema o situación a otro?. Esto sería también tema de estudio científico. Debería poderse grabar físicamente todo lo que por ella pasa. Si esto se pudiera lograr muchos interrogantes de éste mundo se clarificarían. Quizá alguien ya lo haya intentado.
Llegado a este momento lo mejor es desconectar, si es posible, y alejarse de ese momento de ensoñación. La mejor forma es pulsar el botón del inodoro, esa cascada de agua te devuelve a la realidad aún constatando que ésta difiere poco, o nada, de ese momento de ensoñación.

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