Un tren y un personaje

Mohandas viajaba en primera clase en el tren que le llevaba desde Durban, en la provincia de Natal, a Pretoria, en la provincia de Guateng, ambas situadas en Sudáfrica. A mitad del trayecto, un hombre blanco, increpó al revisor porque en el asiento que debía ocupar se hallaba un hombre de color (cualquier hombre que no fuera de raza blanca). Mohandas se negó a ser trasladado a tercera clase y fue expulsado de malas formas del tren en la estación de Maritzboug, capital de Natal.
Mohandas durante varias horas pasando frío e indignado, tomó la determinación de combatir los prejuicios raciales de ese país.
A la mañana siguiente remitió un extenso telegrama al director general de los ferrocarriles de Natal, relatando su experiencia y el trato vejatorio  que recibió.
Se interesó por la vida de los hindúes en ese país, descubriendo desigualdades y prejuicios raciales, y reivindicó su derecho a ser tratados como miembros plenos del Imperio de Su Majestad. También alentó a sus compatriotas a que  aprendieran la lengua inglesa y a que olvidaran sus rivalidades.
Pasado un breve periodo de tiempo, las autoridades ferroviarias admitieron que los hindúes, que fueran correctamente vestidos, pudieran viajar en primera o segunda clase.
Una mala experiencia en un tren supuso un avance en las desigualdades sociales de un país castigado por el racismo, basta con unir un tren con una gran personaje: Mohandas Karamchand GANDHI.