Hay un día muy especial en el que depositamos nuestra ilusión y esperanza confiando cambie nuestra suerte. Es el día del sorteo más carismático de la lotería nacional donde todos, creo sin excepción, nos jugamos algo. Quizá algún día seamos de los pocos privilegiados a los que sonría la suerte. Con éste párrafo de "Nada es lo que parece: El espejo" (título provisional), espero atraer esa suerte. Si hacéis algún comentario, podemos probar a adivinar la terminación del gordo. Mi número es el 9. El vuestro ¿?
"Ildefonso, Ilde para los amigos (mejor dicho los conocidos). Porque Ilde pasaba muchas noches repasando sus amistades, tratando de averiguar a quien podría considerar amigo, y ello le llevaba mucho tiempo sin llegar a una clara conclusión. Puede parecer una obviedad de dónde salió este nombre, pero para evitaros especular os lo cuento brevemente. Ni qué decir tiene, sus padres eran aficionados al juego de la lotería, como tantos otros, abandonados a su propia suerte. Con el deseado natalicio un buen presagio invadió sus mentes, por aquello de que cada niño viene con un pan bajo el brazo y, como ofrenda, consideraron que nada mejor que bautizarle con el nombre del santo que acoge a todos esos niños que llenan de alegría tantos hogares con su sonsonete monótono, penetrante, “exasperante”…, porque hacen frente común con la esperanza, con las muchas esperanzas en ellos depositadas, batiendo récord de audiencia año tras año. Ilde no fue el gordo, ni la pedrea, tampoco trajo mala suerte porque lo normal, en la mayoría de hogares, era que no tocara nada y ellos no eran en este sentido una excepción."
"Ildefonso, Ilde para los amigos (mejor dicho los conocidos). Porque Ilde pasaba muchas noches repasando sus amistades, tratando de averiguar a quien podría considerar amigo, y ello le llevaba mucho tiempo sin llegar a una clara conclusión. Puede parecer una obviedad de dónde salió este nombre, pero para evitaros especular os lo cuento brevemente. Ni qué decir tiene, sus padres eran aficionados al juego de la lotería, como tantos otros, abandonados a su propia suerte. Con el deseado natalicio un buen presagio invadió sus mentes, por aquello de que cada niño viene con un pan bajo el brazo y, como ofrenda, consideraron que nada mejor que bautizarle con el nombre del santo que acoge a todos esos niños que llenan de alegría tantos hogares con su sonsonete monótono, penetrante, “exasperante”…, porque hacen frente común con la esperanza, con las muchas esperanzas en ellos depositadas, batiendo récord de audiencia año tras año. Ilde no fue el gordo, ni la pedrea, tampoco trajo mala suerte porque lo normal, en la mayoría de hogares, era que no tocara nada y ellos no eran en este sentido una excepción."
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