La gente está expectante en que se ponga manos a la obra y haga realidad la recuperación. Lo que aprecio es que, por parte de los que van a gobernarnos, están dando una serie de pasos cautelares para ver por dónde tirar, presumo que tienen miedo de tomar ciertas iniciativas, o peor, que no sepan qué camino tomar, necesitando conocer opiniones de los socios para no agraviarlos y seguir por la línea que nos marquen. Reuniones varias con los que manejan los hilos de la política y de la economía a nivel internacional. He aquí la diferencia entre las labores de un gobierno y las de una oposición. Una cosa es predicar y otra rezar en el convento.
No quiero ni pensar que sea cierta esa teoría que circula por ahí, en la cual, los poderes fáctico-económicos internacionales quieran propiciar la quiebra de los estados para hacerse con el control de los mismos. De ser esto realidad, es posible que se aproxime un cambio a otra era en el caminar de la humanidad (igual es decir demasiado).
En el ambiente noto una desinformación, mejor dicho, una falta de concreción. Necesitamos saber a ciencia cierta qué van a hacer. Hay apuntes de medidas que van tomando algunas comunidades autónomas afines. Se habla de ecopagos, de privatizaciones, de subidas de impuestos, retoques en las pensiones, retoques en los subsidios del desempleo, reformas laborales, liberalización de los horarios comerciales, de rebajas salariales de funcionarios, de despidos de funcionarios, de centros con funciones sociales que dejan de recibir subvenciones con lo que ello implica, de las deudas de las comunidades autónomas con sus proveedores, de la dificultad de conseguir financiación de las mismas con las emisiones de las obligaciones, de la quiebra de estas comunidades autónomas.
Un panorama muy negro, y da la sensación que ésta campaña nada alentadora sea premeditada, el objetivo es que la gente nos acostemos y nos levantemos con este grado de pesimismo. Así, poco a poco, vas asimilando la situación y cuando viene el varapalo, como lo estás esperando, lo asumes con resignación.
Parece, además, que quieran desviar nuestra atención con noticias de alcance popular, como los casos de corrupción, que prácticamente cada día sale uno.
Estamos impacientes por que se develen medidas concretas y lo cierto es que no nos van a gustar, al final se traducirá en que para vivir nos hará falta más, pero como éste más realmente será un menos, tendremos que reajustar nuestras economías y encomendarnos al santo patrón, deseando se haga realidad el chiste de: "¡virgencita, virgencita, que me quede como estoy!"
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