La jornada dedicada al conocimiento de la trufa, dada la proximidad, se cerró con un paseo por las calles de Teruel, contemplando su arte mudéjar, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Ciudad que me apetecía conocer, como una de las grandes desconocidas, quizá por su cercanía, apenas 150 km de Valencia.
El tiempo acompañó, hacía fresco, como es habitual en ésta tierra, pero soportable.

Las calles estaban algo vacías, comprensible,
era la hora de la siesta.
Y como es normal, visitamos la famosa Plaza del Torico, con su Torico presidiéndola.
No hay foto porque no ha salido en condiciones.
Teruel, no solo son sus excelentes Jamones, su embutido, son gente amable, hospitalaria, deseosa de recibir a gentes de fuera para que los conozcan. Tierra de dinosaurios.
Todo porque:
¡Teruel también existe!
Ciudad que me apetecía conocer, como una de las grandes desconocidas, quizá por su cercanía, apenas 150 km de Valencia.
El tiempo acompañó, hacía fresco, como es habitual en ésta tierra, pero soportable.
Las calles estaban algo vacías, comprensible,
era la hora de la siesta.
Y como es normal, visitamos la famosa Plaza del Torico, con su Torico presidiéndola.
No hay foto porque no ha salido en condiciones.
Teruel, no solo son sus excelentes Jamones, su embutido, son gente amable, hospitalaria, deseosa de recibir a gentes de fuera para que los conozcan. Tierra de dinosaurios.
Todo porque:
¡Teruel también existe!
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